Un día para la historia

España se acostó el domingo con Juan Carlos I y se levantó el lunes con Felipe VI, tras la decisión del monarca de renunciar al trono en favor de su hijo. Primero lo anunció el presidente del Gobierno y al final de la mañana el Rey justificó sus razones en un discurso grabado. La principal, dejar paso a una “generación más joven” que traiga la renovación tras una crisis que deja “serias cicatrices”. Madurez, preparación y sentido de la responsabilidad. En esas cualidades se ha apoyado para dejar la Corona en sus manos, con el convencimiento de que asumirá con plenas garantías la Jefatura del Estado. Se abre ahora un escenario tan importante como desconocido, porque nunca antes se había producido. La reunión del consejo de ministros de hoy servirá para iniciar todo el proceso legal con la necesidad de aprobar una ley orgánica, tal y como recoge la Constitución española. En esta coyuntura, y como era de esperar, las reacciones se fueron produciendo de un extremo a otro. Desde quienes agradecen la decisión, hasta aquellos que ven en esta situación el momento idóneo para reclamar una tercera república. En esa línea se enmarcan las concentraciones convocadas en diversos lugares del país y que también llegaron hasta puntos de esta provincia.
En una jornada trascendental para los españoles, en la que el adjetivo histórico casi se queda corto, es necesario realizar una llamada a la altura moral y política y evitar enfrentamientos estériles. Bien es cierto que la Monarquía pasa por horas bajas de popularidad y el debate no debe esconderse, pero sin dar pábulo a mensajes desestabilizadores y de índole oportunista que en nada benefician al interés general del país.

    02 jun 2014 / 22:00 H.