Un delicioso banquete benéfico para no olvidar
Más de un centenar de personas demostraron que la Asociación de Familiares y Enfermos de Alzheimer de Cazorla y Comarca es una gran familia. Y es que, como cada año, celebraron su comida benéfica anual con el propósito de pasar un buen rato y el de obtener una importante cantidad económica para el colectivo. La recaudación, en esta ocasión, ascendió a 545 euros.
Todo el mundo salió contento del encuentro, celebrado el fin de semana pasado. Por una parte, la organización, que vio como sus convecinos se solidarizaron con su lucha diaria y, por otra, los asistentes, que disfrutaron de una agradable comida en el Mesón Leandro. Y, por supuesto, los enfermos.
Todo el mundo salió contento del encuentro, celebrado el fin de semana pasado. Por una parte, la organización, que vio como sus convecinos se solidarizaron con su lucha diaria y, por otra, los asistentes, que disfrutaron de una agradable comida en el Mesón Leandro. Y, por supuesto, los enfermos.
“Estas reuniones son importantes, porque es un día en el que la gente que colabora con nosotros regularmente se reúne, en un ámbito casi familiar, y los enfermos que vienen se sienten muy bien, pues son los auténticos protagonistas”, reconoce Felicidad Gil, trabajadora social de la asociación que, el pasado mes de marzo, cumplió su primer decenio de vida en el municipio serrano.
La recaudación para la asociación se obtiene por dos vías principales. En primer lugar, el menú. Con un precio de 25 euros, una quinta parte del importe se lo lleva la organización, mientras que los 20 euros restantes se los queda el propio establecimiento. La segunda vía de obtención de ingresos es mediante la simbólica composición de una “mesa cero”, en la que, de forma voluntaria, cada uno de los asistentes puede colaborar con otros cinco euros. “Desde el año 2008 es habitual que hagamos una comida benéfica. Es muy importante para la asociación”, añade Gil. Por último, y como punto fuera de la reunión, está la rifa de productos. Son materiales elaborados por los pacientes que, a lo largo del año, participan en el Aula de Respiro Familiar. Con cada menú se entrega un número de participación. “Es uno de los momentos más graciosos y esperados, porque todos quieren que les toque algo”, termina la trabajadora entre risas.