Un conductor consigue que le quiten una multa de radar

En ocasiones, David vence a Goliat. Así lo prueba el caso de Miguel Ángel Romero, un conductor, vecino de Alcalá, que está a punto de recuperar los trescientos eu-ros y los dos puntos del carné que le costaron una multa “injusta”. Lo dicta una reciente sentencia del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 3 de Jaén.

23 oct 2014 / 09:16 H.

 

Los hechos se remontan al 25 de enero de 2013 por la noche. Romero iba acompañado de un grupo de personas, repartidas en varios coches, que se dirigían a una casa rural granadina. Otro turismo los adelantó a 122 kilómetros por hora. Este vehículo —que se colocó justo delante del suyo, que se movía a una velocidad “prudencial”— invadió el carril contrario e hizo saltar el radar del kilómetro 391 de la       N-432, cerca de la Peña del Yeso. En el plazo de un mes, Romero recibió una notificación de multa en la que aparecía una fotografía de la parte delantera de su coche.

El automovilista subraya que presentó un recurso ante la Dirección General de Tráfico (DGT), pero que esta “sistemáticamente” lo desestimó. “Nos quedaban las opciones de aceptar la sanción o de ir a juicio. Como sabíamos que teníamos razón, presentamos la demanda”, indica. La vista se celebró hace unas semanas. Ahí, el abogado de Romero esgrimió un informe, remitido por la Jefatura de Tráfico de Jaén, en el que se exponía que el radar solo puede multar a coches que van en sentido Badajoz —contrario al del suyo— y que, por lo tanto, en la fotografía debe aparecer la parte trasera y no la delantera, como en esta ocasión.

Ahora, la Justicia determina que se restituyan a Romero la sanción ya pagada y los puntos e impone las costas a la DGT. Cree que todo ha merecido la pena, aunque teme que, además de la pérdida de tiempo y de la preocupación, el asunto le supondrá gastos. Destaca el “tirón de orejas” que da a la DGT la sentencia, que reza: “La administración no consideró las alegaciones del recurrente ni examinó las pruebas, dictando resoluciones estereotipadas sin dedicar la más mínima atención al administrado”. El ganador del pleito piensa que estas situaciones no son excepcionales y apunta a que hay gente que hace saltar los cinemómetros para que “cacen” a conductores inocentes.