Un coche que marcó una época y una generación

Pepi Galera
Nostalgia. Es el sentimiento que despierta un coche que es algo más que metal y pintura para varias generaciones españolas. El Seat 600 es el símbolo de una época, de la década de los sesenta, cuando el español de “a pie” compró su primer turismo. Hoy, medio siglo después, miles de aficionados conservan sus piezas que, a pesar de poder estar en un museo, siguen paseando por las calles. Algunos de ellos están reunidos en la Asociación Cultural Club Seat 600 y Clásicos de Jaén o, lo que es lo mismo, el Club 600 Jaén. Unos setenta miembros forman parte de este colectivo jiennense, que nació en 1997. En su mayoría, proceden de municipios de la provincia, pero, en los últimos años, se han unido otros de provincias como Granada o Cádiz, entusiasmados por la forma de trabajar de esta entidad. “Nos gusta destacar que, con nuestra labor, nuestra afición, solo hacemos lo que nos apasiona, disfrutar de un hobby y sentirnos orgullosos de cómo vamos, con nuestros vehículos, y de donde venimos, de nuestra provincia”, destaca el presidente del colectivo, José Águila.

    06 feb 2011 / 11:22 H.

    En Jaén, el Club estima que aún quedan de 100 a 120 unidades de 600, que aún circulan. Esta estimación la hacen a través de la participación en concentraciones y exhibiciones. Aunque este tipo de vehículos está muy valorado, quedan escondidas, bajo el polvo, en garajes algunas de estas joyas. Si se tiene que hablar de precios el abanico es muy amplio. “Según las tasaciones oficiales, si un 600 está deteriorado y necesita una restauración profunda, puede costar desde unos 600 euros”, destaca. Pero el precio de una de estas piezas ya restaurada es muy relativo. Ya que se emplean miles de euros y cientos de horas, pero, sobre todo, la pasión con la que se hace. De todas formas, si hubiera que poner un precio medio para una de estas “obras de arte”, puede estar sobre los 6.000 euros. Como nada, o casi nada, escapa de la crisis económica, en este sector, también han aparecido “buitres” que intentan aprovechar la debilidad financiera de alguno de los propietarios de tan codiciadas piezas para “sacarlas” por menos de su valor. Otros, por el contrario, se niegan a vender, ya que, si se conservan en buenas condiciones, su valor no deja de subir. Por otra parte, para mantener este clásico tampoco hay que “rascarse” mucho el bolsillo, según Águila. Sólo hay que sacarlos una vez en semana a dar una vuelta “para que no pierdan forma” y consumen poco. “A los socios, si necesitan piezas, los solemos asesorar en cuanto a recambistas de confianza, para que no paguen precios desorbitados”, explica. 
    un poco de historia. En España, al principio, se importaron algunas unidades del modelo italiano Fiat 600, pero pronto la fábrica Seat comenzó la producción propia sobre la base del Fiat 600, bajo un acuerdo con la empresa italiana. El Fiat 600 tenía 2 puertas y capacidad para 4 ocupantes, suspensión independiente en las 4 ruedas y podía alcanzar los 95 kilómetros por hora, con su motor de 633 centímetros cúbicos. En 1957 se puso a la venta en España por el precio de 73.500 pesetas de la época.  
    El primer ejemplar salió de la factoría de la Zona Franca de Barcelona el 27 de junio de 1957, con el número de bastidor 100-106-400.001 y matrícula de Madrid, vehículo que se dio de baja en Valencia en febrero de 1985. Del mítico 600 se fabricaron diversos modelos, el conocido como Normal, D, E y L Especial, sin contar modelos como el comercial, el descapotable o la formichetta, entre otros. Uno bastante especial fue el que más tarde se conoció como 800. Un diseño especial que se caracterizó por ser 30 centímetros más largo, para dotarlo de cuatro puertas. Una forma de hacer frente a los competidores que ya habían incluido esta “comodidad” en sus diseños.
    La comercialización del Seat 600 fue disminuyendo paulatinamente debido, principalmente, a la creciente competencia de modelos de otras marcas que resultaban más atractivos al consumidor. Por ejemplo, el Renault 5, con una estética más moderna y mejores sistemas de seguridad, se popularizó rápidamente en el mercado europeo. Otro motivo para el cese de la producción fue que el pilar b del 600 era débil y estrecho, lo cual dificultaba una instalación correcta de los cinturones de seguridad, que en aquellos días se hicieron obligatorios en España. A pesar de haber tenido varios rediseños, el 3 de agosto de 1973 finalizó la producción del Seat 600. Como curiosidad, los trabajadores de Seat despidieron el último 600 con una pancarta que ponía: “Naciste príncipe y mueres rey”. Hasta ese momento, se fabricaron 797.419 unidades en la factoría de la Zona Franca de Barcelona, de las que, en la actualidad, quedan unas 10.000 unidades en circulación. Sin duda, fue un coche que marcó época.
    mil formas de llamarlo. Tan popular fue el “seiscientos” en España, que existe un buen número de formas de denominarlo. Desde el fácil “seítllas” o “seíllas”, se le conoció como la “pelotilla” o el “peloto”, aludiendo a su redondeado diseño. Más original fue el nombre de “mirabragas”, que viene de la puertas de apertura tipo “suicida” (abrían justo al contrario que las actuales), y facilitaban el “trabajo” a los mirones. Otra de ellas es la que mejor define su popularidad: el “ombligo”. ¿Ombligo por qué? “Porque todo el mundo tiene uno”.
    Cargado de bultos, cruzaba las carreteras de la época con la familia a cuestas. Su recuerdo sigue hoy vivo en el imaginario de la nostalgia. Mantener esta llama viva es la pasión de los aficionados jiennenses que todavía tienen la suerte de conducir uno, con el que despiertan más de un suspiro a su paso.