Un chat de dos años de cárcel
Siempre lo negó. José Ángel M. N. dijo que no accedió a la conversación que había mantenido la que entonces era su mujer ni que entraba a sus cuentas de correo electrónico con sus contraseñas.
“Ella estaba estudiando y tenía un grupo de chat con los compañeros. En ocasiones, me daba cosas dentro de un pen para que se las imprimiera. Y allí estaba la conversación. Era una infidelidad. Me estaba engañando con otro tío. Imagínate cómo me sentí”, afirmó en la vista pública que se celebró —ayer por la mañana— en el Juzgado de lo Penal número 4.
Sin embargo, si el magistrado, Emilio García-Rueda Quesada, da por probado que entró en el chat de su mujer sin permiso y sin autorización para usar sus contraseñas le puede costar muy caro. El Ministerio Fiscal pide dos años de cárcel, mientras que la acusación particular llega a los tres.
Su exmujer sí que afirmó que no le dio permiso para entrar. “Él me creó la cuenta, pero yo nunca lo autoricé para entrar en ella. Se metía desde el trabajo y estaba al corriente de todo lo que hablaba con los compañeros”, dijo. Asimismo, desmintió que no hiciera falta clave para acceder a su correo electrónico y al chat desde los ordenadores de su domicilio particular, tal y como dijo el investigado durante su declaración.
Asimismo, la mujer lo acusó de imprimir la conversación y de leérsela en reiteradas ocasiones y de amenazarla con publicarla. También afirmó que se la envió a otros familiares. “Me dijo que tenían que ver cómo era, aunque eso no fue una infidelidad, sino una tontería. Para mí, una infidelidad es otra cosa y no lo que se narraba en esa conversación del chat. Yo no me había acostado con nadie, pero él me decía que sí. Que lo había engañado de corazón, que resulta mucho más grave”, dijo su exmujer ante el tribunal.
Asimismo, la mujer narró que, a partir de ahí, comenzó a sentirse sucia. “Estaba en el sillón porque pensaba que esa era mi lugar por lo que había hecho. Él me decía que todo el mundo se tenía que enterar de lo que hice”.
El acusado acusó a su mujer de cambiar de opinión después de sustituir a la letrada que llevaba su caso de separación. Afirmó que tenían en marcha un procedimiento normal, pero que, con la nueva abogada, cambió de opinión y comenzó una persecución. En cambio, la mujer afirmó que puso la denuncia cuando se sintió preparada y con fuerzas para hacer frente a este procedimiento. El resto de la vista estuvo centrada en demostrar o desacreditar la comisión de un delito de malos tratos, por el que también acudió a esta vista judicial. De hecho, la lectura del chat también se ligó a un episodio de violencia machista.