Un cazador muere en una montería
Un día de ocio que se convirtió en tragedia. Francisco R. C., un vecino de Santa Ana de cuarenta y nueve años, perdió la vida después de recibir un disparo en el muslo izquierdo durante una montería en la que practicaba la caza de jabalíes en mano, dentro de un grupo de ocho o nueve personas.
El tiro, procedente del fusil de un compañero y amigo de la víctima se produjo de manera fortuita. Era la una y diez del mediodía. Los hechos ocurrieron en el paraje Umbría de La Lastra, una zona de sierra situada junto al cerro Berlango, en el entorno de los montes Rompezapatos y La Martina y del núcleo de la Hoya de Charilla.
El fallecido fue alcanzado en la femoral, lo que le supuso una fuerte hemorragia. Sin embargo, el óbito no ocurrió en el instante de recibir la herida, sino un rato después. Cuando llegaron los sanitarios, tanto los que iban en el helicóptero desplazado desde la base de Baza (Granada) como los del centro de salud de Alcalá la Real, el cazador ya era cadáver. El punto exacto en el que sucedió el percance es un barranco muy abrupto, con abundante vegetación y presencia de rocas sueltas de diverso tamaño, que aumentan el riesgo de resbalones.
La hipótesis que se maneja es que el autor del disparo fortuito resbaló. Al recibir el tiro en la pierna, Francisco R. C. sufrió una caída. De hecho, además del impacto en el muslo, presentaba diversas lesiones en las extremidades, con daños severos en la zona de una de las rodillas. El cazador que disparó era muy experimentado, igual que el difunto. Francisco R. C. era oriundo de la Hoya de Charilla, por lo que conocía a la perfección estos parajes.
El responsable del disparo, quien estaba muy afectado, prestó declaración ante la Guardia Civil, que también escuchó la versión de los testigos. Después del percance se vivieron momentos de desesperación, ya que los problemas con la cobertura de móvil dificultaban las llamadas para avisar a los servicios de emergencias. El montero que disparó incluso llegó a encender una lumbre para que se ubicara el lugar.
La batida se realizaba en el coto Pilas de Capilla, con autorización del titular de los terrenos, un vecino de Santa Ana, que se encontraba también allí. La zona es tan recóndita que el cadáver, que fue trasladado desde el barranco a una explanada, tuvo que ser retirado en un coche de la Guardia Civil al no poder llegar un vehículo fúnebre. Una forense efectuó el levantamiento del cadáver poco antes de la cuatro de la tarde. La Policía Judicial se ha hecho cargo de las investigaciones y realizó una inspección ocular del lugar de los hechos, donde recogió pruebas. La autopsia se realiza en el Instituto Anatómico Forense de Jaén.
Francisco R. C. dejó viuda y dos hijas. El funeral es hoy a las cuatro de la tarde en la iglesia de Santa Ana. Después el cuerpo es incinerado en Pinos Puente (Granada). Los vecinos de la aldea y todos los que conocían al fallecido se encuentran consternados por el suceso y destacan la calidad humana de este apasionado de la caza.