Un caso duro y doloroso que hay que aclarar cuanto antes

La Justicia ha puesto en marcha su engranaje para depurar responsabilidades por la muerte del bebé prematuro, que falleció en un hospital madrileño por un “terrorífico error” profesional, según se admitió desde el propio centro sanitario.

    15 jul 2009 / 10:48 H.

    El pequeño, hijo de la primera víctima por gripe A en nuestro país, no perdió la vida por su delicado estado de salud propio de un sietemesino, sino por un fallo que se atribuye única y exclusivamente a una enfermera que ese día trabajaba en un departamento que no era el suyo y que suministró el alimento al niño por vía intravenosa, en lugar de por vía nasogástrica, que era la adecuada. A falta del resultado de la autopsia, el Juzgado ha abierto diligencias previas, en un asunto especialmente delicado por el drama humano que supone para la familia del bebé y su madre, que murió a finales del pasado mes de junio. También la Fiscalía madrileña ha actuado de oficio, mientras que el Defensor del Pueblo ha pedido la dimisión del gerente del Gregorio Marañón.  En apenas dos semanas, los allegados han tenido que pasar por dos auténticos mazazos, demasiado duros y difíciles de entender. Un doble golpe demasiado fuerte sobre el que, hoy por hoy, hay más sombras que luces.
    En la otra cara de la moneda está abierto el debate sobre la calidad de los servicios sanitarios, sobre todo, en una época en la que el personal de plantilla está en gran parte de vacaciones y no se cubren en su totalidad. Al menos, así se denuncia desde los sindicatos del área sanitaria, que lamentan que no se cubra la ratio de enfermería a niveles europeos. Es imprescindible llegar hasta el fondo y no caer en conclusiones precipitadas, como suele ocurrir en estos casos. La doble vía abierta, la judicial y la sanitaria, deben cerrarse cuanto antes y de la forma más satisfactoria, para evitar más daño innecesario a la familia de los fallecidos.