Un caso delicado que se reabre a los cuatro años del suceso

Casi cuatro años después del fatal accidente de septiembre de 2005, todavía causa hondo pesar el recuerdo de la muerte de una madre y su bebé en su casa de Baeza al estrellarse un avión del Ejército del Aire contra su vivienda. Un trágico suceso en el que también perdió la vida el piloto y cuya familia es, precisamente, la que no ha descansado hasta que su inquietud ha llegado hasta el Supremo para que se esclarezca fielmente si se produjo algún fallo mecánico que provocase la precipitación del aparato al casco urbano baezano. Asimismo, parientes cercanos de las dos fallecidas, llevaron su disconformidad con el cierre del caso en el ámbito militar ante el Alto Tribunal. Consideran, como han reiterado desde entonces, no sólo que el piloto es culpable de lo que sucedió, sino que hay otras instancias con responsabilidad, y que hay demasiados interrogantes que no se han resuelto porque no han recibido respuestas que les convenzan. El caso es más complicado de lo que parece, a priori, porque también se han encontrado ciertos defectos de forma en la instrucción a la hora de notificar a los allegados de la mujer y la pequeña fallecidas, tanto que el Supremo ha ordenado que toda la investigación vuelva hasta el principio y se estudien de nuevo en profundidad las pruebas de las que se disponen. Los magistrados entienden que se han vulnerado derechos fundamentales de las partes personadas en el procedimiento y hay que reabrir lo que se había dado por cerrado. De esta forma, ambas familias encuentran una luz de esperanza para que sus quejas sean escuchadas y se llegue, aunque sea tarde, al fondo de todo para conocer la verdad hasta las últimas consecuencias. Cuando cuestiones especialmente delicadas se cierran en falso, las heridas no pueden curar bien. Es de esperar que ahora, sí, se aclaren por completo todos los extremos y las familias descansen tranquilas.

    30 may 2009 / 09:04 H.