Un bosque de Marihuana
Rodeado de olivares y árboles frutales, en La Carolina, crecía un auténtico bosque de marihuana hasta que la Guardia Civil lo desmanteló. Las plantas, según informa la Comandancia, crecían con vigor al estar dotadas con avanzados sistemas de riego, refrigeración y ventiladores de gran tamaño.
En un invernadero, el suelo de la plantación recibía los nutrientes necesarios y tratamientos fertilizantes, tal y como comprobaron los agentes del Cuerpo que localizaron este huerto. Tantos mimos permitieron que hubiera auténticos árboles de maría que, en muchos casos, habían crecido hasta los cuatro metros.
Este paraíso para los amantes de los llamados “cigarrillos de la risa” no estaba a la vista, ni mucho menos. De por sí, las plantas ya estaban camufladas, pero, además, el lugar elegido para este “bosque de la alegría” era de difícil acceso. Localizarlo no fue fácil para los uniformados, ya que las investigaciones comenzaron a finales de septiembre y, hasta ayer, no pudieron hacerse públicos los resultados satisfactorios para la Benemérita. Las plantas de “cannabis sativa” decomisadas arrojaron un peso total de doscientos kilos. Si todo este alijo pudiera emplearse para liar porros, sumaría la friolera de medio millón de canutos; es decir, habría para que cada vecino de la capital se fumara tres y sobraría para invitar a todos los habitantes de Linares. El supuesto propietario de este vergel ilegal es un vecino de La Carolina, de 49 años, que fue detenido, y la sustancia intervenida quedó bajo custodia de la autoridad judicial.
Hace un año, un vecino de la comarca de Las Villas, fue absuelto de un delito contra la salud pública. La Fiscalía le pidió un año y medio de cárcel después de que la Guardia Civil encontrara en un huerto de su propiedad tres plantas de marihuana, con un peso superior a un kilo. En el juicio, celebrado en el Penal número uno, el hombre admitió que guardaba la hierba en su domicilio pero que la usaba como una especie de calmante. Son muchos los cultivadores de maría que, cuando se vieron delante de su señoría, le contaron al juez que la usaban como medicina. Uno de los más sonados fue la absolución de una pareja de Villargordo para la que el fiscal llegó a pedir un año de prisión. En su casa tenía diez plantas. Él dijo que fumaba porros para relajarse. Ella aseguró que la consumía por “prescripción médica”, para paliar los efectos de una enfermedad cerebral que aseguró que padecía esta encausada.