11 sep 2014 / 11:22 H.
La repentina muerte del presidente del Banco Santander, Emilio Botín, a causa de un infarto de miocardio ha causado conmoción en el ámbito financiero español, en el que el banquero era todo un referente, una figura clave y respetada en círculos empresariales tanto dentro como fuera del país. Con sus luces y sus sombras, su gestión bancaria llevó la entidad que presidía al éxito, siendo el mayor banco de la zona euro y desde el propio Gobierno se le valora como un hombre comprometido con su país y embajador de la marca España, además de un gran exponente del talento empresarial, según palabras de la vicepresidenta Sáenz de Santa María y del presidente Rajoy, respectivamente. Desde la cúpula empresarial se subraya su contribución a la consolidación e internacionalización del sector bancario, además de su mecenazgo ligado de manera estrecha a la Universidad y al ámbito científico, tanto en España como en Iberoamérica. Dentro de lo previsto, el consejo de administración del Banco Santander decidió ya ayer por unanimidad la designación de Ana Patricia Botín como nueva presidenta, cargo para el que su padre la había ido preparando en los últimos años y para el que no le falta experiencia profesional en el grupo, después de ser consejera desde el año 1989. La pérdida puede valorarse de muy diversas formas, según el personaje desde el que vengan las palabras, como ya pudo comprobarse ayer con un aluvión de reacciones, pero la trascendencia económica y social es incuestionable. Así quedó plasmado en la repercusión de su fallecimiento en las redes sociales, que se convirtió en trending topic mundial en Twitter, con el primer lugar en la lista de tendencias nacional y el octavo a nivel global.