Un atentando frustrado en Hernani contra la Policía vasca

Un nuevo episodio de terrorismo, aunque por fortuna el objetivo criminal haya podido frustrarse. Esta vez la banda asesina ha intentado hacer el mayor daño posible entre la Policía autónoma vasca, con la colocación de dos bombas trampa escondidas en las inmediaciones de un repetidor de televisión en el monte de Hernani (Guipúzcoa). Los agentes acudieron a inspeccionar la zona, pero gracias a la cautela que les hizo esperar a que se hiciese de día, se ha podido evitar que los terroristas alcanzaran su objetivo. La explosión, que no causó víctimas, sí provocó importantes daños materiales en el repetidor y dejó sin señal de televisión a algunos barrios del municipio. Los policías que acudieron a desactivar los artefactos sostienen que, tanto por la cantidad de explosivo como por el lugar elegido, el objetivo de ETA era hacer el mayor daño posible entre los hertzainas y los miembros del servicio de emergencia que acudieran al lugar de los hechos, alertados por la primera de las bombas. El resultado ha sido fallido y, una vez más, los demócratas se han unido para dar la misma respuesta conjunta de condena absoluta a la violencia. El único futuro posible de los asesinos es ser detenidos y juzgados, antes o después, un argumento que se sostiene desde todos los foros políticos y sociales que se sustentan en la paz y el diálogo como únicas armas posibles para alcanzar cualquier fin. En este contexto, la actualidad informativa trae a la palestra también los movimientos de acercamiento de presos etarras encarcelados, traslados que ayer fueron explicados desde el Ejecutivo y que conocen tanto la oposición como el resto de partidos políticos. La ciudadanía quizá no entienda esta circunstancia, este beneficio penitenciario, cuando es evidente que los asesinos de ETA no dan síntoma alguno de abandonar sus crímenes, sino todo lo contrario.

    16 ene 2009 / 23:00 H.