Un arjonillero se hace el test de ADN para identificar a un represaliado

Nuria López Priego/Jaén
'Creía que había muerto fusilado', pero el arjonillero Roque González Bueno falleció, el 13 de marzo de 1941, en la prisión burgalesa de Valdenoceda, 'de una pulmonía'. ahora, su nieto Manuel González Ortega se ha realizado la prueba de ADN para identificar sus restos y enterrarlo dignamente en su pueblo natal. 

    12 abr 2011 / 10:01 H.


    “Militaba en el PSOE. De hecho —comenta el exalcalde de Arjonilla Pedro Carmona—, toda su familia estaba muy ligada al partido”. Y, en el polvorín fratricida en el que se convirtió España con el estallido de la Guerra Civil, esa filiación política e ideológica le costó la vida. Roque González Bueno tenía unos sesenta años cuando fue detenido y trasladado a una de las cárceles más crueles de las que se tienen noticia en la Posguerra: Valdenoceda (Burgos). Un penal por el que pasaron unos 4.000 reclusos y en el que murieron 154 por las duras condiciones carcelarias a las que estaban sometidos. “En mi casa, mis padres no hablaban del tema. Lo evitaban. Sí decían que se lo habían llevado a Burgos, pero yo creía que había muerto fusilado y no. Por lo que he podido saber ahora, murió de una pulmonía, a base de duchas de agua fría”, explica, desde Madrid, vía telefónica, su nieto Manuel González Ortega. Su abuelo falleció el 13 de marzo del año 1941, pero no fue hasta junio del año pasado que este arjonillero de 63 años, que lleva 45 en la capital del país, descubrió lo que verdaderamente le había sucedido.
    Gracias a la ayuda del historiador iliturgitano Santiago de Córdoba, desde el Ayuntamiento arjonillero dieron con su rastro. “Me llamaron, me dijeron que llevaban mucho tiempo recabando información y me preguntaron si quería que los restos viajaran al pueblo para enterrarlo dignamente, que no iba a costar nada”, indica. Para ello, le propusieron que se realizara la prueba de ADN con el fin de identificar los restos óseos de su abuelo, que, desde el año 2007, permanecen catalogados en los laboratorios de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Así, entró en contacto con la Agrupación de Familiares de los presos represaliados en la prisión de Valdenoceda y con su presidente, José María González, y, “hace un mes”, Manuel González Ortega se realizó la famosa prueba de ADN. De ser positiva, los restos de Roque González Bueno serán trasladados a Arjonilla. “Mi padre habría tenido el gusto de que mi abuelo descansara en su pueblo, al lado de su mujer”, apostilla su nieto, que, aunque se muestra satisfecho con las exhumaciones y el proceso, señala: “La pena es que no se hayan hecho antes”.
    El Ayuntamiento asumirá el traslado de los restos
    “Llevamos, por lo me- nos, cinco años detrás de este asunto y la idea es que los restos [de Roque González Bueno] terminen en Arjonilla”, dice, contundente, el exalcalde arjonillero Pedro Carmona. Explica: “Tuvimos conocimiento de que un arjonillero había muerto en Valdenoceda a través de Santiago de Córdoba y también gracias a la labor de la Agrupación de familiares” de los presos represaliados en este penal. Gracias a ella y al listado de fallecidos que recabó en los juzgados, supieron que doce jiennenses habían perdido la vida en esta cárcel de Posguerra y que uno de ellos era, precisamente, Roque González Bueno. Pero, asegura Pedro Carmona: “Antes, incluso, de conocer de la existencia de miembros de su familia, el Ayuntamiento estaba interesado en traerlo aquí”. Tanto es así que afirma que, una vez que se tengan los resultados de la prueba de ADN, “de confirmarse que pertenecen a Roque González Bueno, el Ayuntamiento de Arjonilla se hará cargo del traslado y serán enterrados, en el cementerio local, en una tumba con su tercera mujer”. De los doce jiennenses que murieron en la prisión burgalesa de Valdenoceda, hasta ahora, solo han sido identificados dos de ellos. De confirmarse el análisis, el arjonillero Roque González Bueno sería el tercero. Pero aún quedarían nueve, cuyos restos siguen, en Madrid, esperando a sus familiares. Se trata del villanovero Pedro Blanco Cobo; Toribio Horrio Vera, de Villarrodrigo; Manuel Martínez Pulido, de Villacarrillo; el marmolejeño Pedro Medina Lozano; el alcalaíno Pedro Muñoz Pulidos; Anselmo Pascual Carro, de La Puerta de Segura; Miguel Peña Ortiz, natural del municipio de Cazorla; Francisco Quesada Prieto, de Úbeda, y José Rucián Carro, natural de Priego de Córdoba, pero vecino de Porcuna.