Un adiós agridulce que cierra la feria con un 35% menos de ventas

Diana Sánchez/Jaén
A pesar de lo nublado que se cerró San Lucas con un descenso de las ventas en un 35 por ciento, respecto al año pasado, los feriantes valoran el tiempo que acompañó a la asistencia de visitantes. La nota negativa, el botellón, que perjudicó a los caseteros de los pubs y al resto de visitantes que pasearon por el ferial.

    25 oct 2011 / 09:03 H.

    El viento azotaba con fuerza como si quisiera “echar una mano” a los caseteros y feriantes que recogían sus puestos en una mañana lluviosa y fresca. Parecía que el agua que tradicionalmente descargan las nubes en San Lucas se había quedado guardada para despedir, casi a modo de purificación, a quienes durante los diez días de feria trabajaron codo con codo para llenar de fiesta el “Alfonso Sánchez Herrera”. Con paraguas en mano o chubasquero desmontaban las estructuras esqueléticas que sujetaron las lonas de las casetas y las disponen ordenadamente para que todo entre correctamente en las furgonetas. Algunos ya comenzaron la tarea de recogida el domingo por la tarde, mientras que otros apuraban para desmontar desde las ocho de la mañana de ayer. Las barras portátiles son ahora trozos de chapa que los caseteros limpian de botellas, servilleteros o trozos de tela y sobre las que se pueden ver todo tipo de herramientas como destornilladores, martillos o tornillos. Entre las casetas, los pasillos por los que desfilaron visitantes a diferentes horas del día, se han transformado en ríos por los que fluye el agua mañanera que se dejó caer hasta bien entrado el mediodía. Era la fotografía del día después, de la recogida, de la despedida hasta el año que viene. Porque con San Lucas los españoles dicen adiós a las ferias hasta la siguiente temporada.
    Sobre  andamios y escaleras móviles, los operarios soltaban las luces que iluminaron el ferial. Cerca de cubos llenos de basura y sujetando las cubiertas que hace bailar el aire, los trabajadores tiran de las ristras de farolillos y banderillas. Caras de cansancio pero, algunas de satisfacción, y es que, a pesar de que el balance general desde la Asociación de Feriantes de Jaén no sea positivo, hay quienes sí valoran el resultado de estas fiestas, al menos, de lona hacia dentro. “Esperaba más gente, pero ha estado animada. Con el primer sábado ya se llenó bastante de gente, pero fue a partir del lunes cuando notamos la mayor asistencia”, comenta el responsable de la caseta del Colegio de Ingenieros de Caminos y Urbasur, Francisco Pérez. Por su parte, el Pedro Montes Floro, de la caseta de la Peña Caballista Algarabía, afirma que este año fue mejor, incluso, que los dos anteriores. “Llevamos catorce años en la feria y siempre contamos con amigos y familiares que vienen a comer”, dice el casetero que indica que, excepto el día 19, que atendieron a unas cuarenta personas, la media fue de 120 por jornada. No le importa recoger con el tiempo propio de otoño pues ha disfrutado de una buena feria con climatología estival, sin embargo, destaca que fue arriesgado atrasar la fiesta después del Día del Pilar. “Se notó la ausencia de más gente de la provincia que podía haber aprovechado en el festivo nacional”.
    Reacciones optimistas que contrastan con la respuesta general de los feriantes. Así, Pedro Contreras, tesorero de la asociación provincial del colectivo, matiza que se registró un descenso del 35 por ciento de ventas respecto al año pasado. “Esperábamos que la crisis afectara, como en el resto de ferias españolas, pero Jaén ha sido de las peores”, indica. No en vano, la de la capital no está entre las peores de la provincia, ya que Úbeda, Andújar, Bailén y Linares registraron hasta un 50 por ciento menos de ventas. Cifras negativas que no superan la lacra de la feria jiennense. “Es la única que permite botellón en el ferial”, dice molesto Contreras.