Últimas voluntades que se alejan de la tradición
Pepi Galera
Los ritos funerarios siempre han sido un factor que define la cultura de cada pueblo. Al ritmo que las sociedades se desarrollan y cambian, estos corren paralelos a ellas. Ahora, entran nuevas propuestas en este sector, unas fruto de las últimas voluntades de los difuntos y otras consecuencia del desarrollo tecnológico.
Los ritos funerarios siempre han sido un factor que define la cultura de cada pueblo. Al ritmo que las sociedades se desarrollan y cambian, estos corren paralelos a ellas. Ahora, entran nuevas propuestas en este sector, unas fruto de las últimas voluntades de los difuntos y otras consecuencia del desarrollo tecnológico.
Lo que permanece siempre es la honra a su memoria y el respeto en el último adiós a un ser querido. Si hay que definir estas nuevas costumbres en Jaén, hay que hacer una mención especial a las incineraciones y la posterior conservación o esparcimiento de las cenizas. “La mayoría prefiere esparcir sus cenizas en campos o parcelas propias, que con el tiempo se convierten en especiales lugares de encuentro y recuerdo”, destaca la propietaria del Tanatorio San José, Charo Gómez. “Demandan mucho que las cenizas se arrojen al mar, en lugares que en vida fueron importantes para el fallecido”, explica la directora del Tanatorio Ciudad de Jaén, María José Delgado. Estas dos opciones, junto la de conservar los restos en casa, en urnas decorativas más especiales que las convencionales —de madera, bronce o mármol— son las preferidas por los jiennenses. “Coinciden en que siempre son ritos muy íntimos en los que se da un último adiós a la presencia material del ser querido”, matiza Charo Gómez. Después, están las propuestas más “extravagantes”, como son los diamantes hechos a partir de las cenizas o los retratos póstumos pintados con óleo mezclado con las mismas.
“Jaén no es una sociedad en la que se lleven las extravagancias en ritos funerarios. Existen ciertas preferencias que intentan satisfacerse con nuevos servicios. Por ejemplo, se fabrican ataúdes sin símbolos confesionales o de otros colores alejados de los habituales y las coronas de flores pueden ser totalmente personalizadas, entre otras”, afirma María José Delgado. “La cuestión es adaptarse a las peticiones de los familiares y ofrecerles un servicio en esos momentos tan duros, para que no tengan que preocuparse por nada”, destaca.
El primer tanatorio que abrió sus puertas en la provincia de Jaén fue el de San José, en la capital, en el año 1992. “Durante los primeros meses, los clientes aún eran un poco desconfiados y no sabían muy bien en qué consistía. Muchos, por ejemplo, decían que no llevarían a sus familiares al tanatorio porque no querían que los quemaran, o, simplemente, lo llamaban sanatorio”, cuenta la propietaria del mismo. “Los ritos funerarios en la sociedad no han cambiado, las diferencias son consecuencias de los cambios en otras parcelas cotidianas; por ejemplo, antes los velatorios eran en casas, algo que ahora en los pisos es prácticamente impensable por cuestiones de espacio”, explica Charo Gómez.
En cuestiones económicas, los cremaciones son cada vez más frecuentes que las inhumaciones también por salir más baratos. Por ejemplo, alquilar un nicho por cinco años cuesta 164,46 euros, frente a los 711,11 en propiedad para 50 años. A esto, hay que sumarle la lápida, que como mínimo cuesta 300 euros, y el transporte en coche fúnebre. El coste de la cremación suele oscilar entre los 350 y los 500 euros, a lo que sólo hay que sumarle más la urna, que las hay a partir de 40 euros. Este aumento en las cremaciones lo confirman los dos tanatorios de la ciudad con cifras: el Ciudad de Jaén cerrará este año con unas 220 cremaciones, un 15 por ciento más que el año anterior. Por su parte, el Tanatorio San José, en 2008, realizó 235 cremaciones, cifra que este año estará entre las 260 y 270, un 6 por ciento más que hace un año.
PROPUESTAS
Urnas biodegradables
Cada vez son más las personas que piden que sus cenizas sean tiradas al mar o esparcidas por el bosque. Así, estos lugares se han llegado a convertir en vertederos de urnas funerarias, elementos que pueden llegar a ser muy contaminantes, ya que la mayoría son metálicas y con una especie de lacado. Por ello, diferentes empresas han diseñado urnas biodegradables, que ya se pueden encontrar en algunos tanatorios de Jaén. Están pensadas para que se descompongan al poco tiempo y no causen daño en el medio ambiente. Se pueden encontrar a partir de 80 euros.
Joyas que contienen cenizas de los seres queridos
Son piezas muy discretas en las que se pueden llevar siempre encima pequeñas cantidades de las cenizas de los seres queridos fallecidos. Son colgantes, hechos en oro o plata, con forma de corazones, cruces u otros motivos, huecos por dentro. Su enganche a la cadena o cordón realmente es el cierre, que se enrosca sobre la pieza. Los precios dependen de su material, oro o plata, y tamaño. Un corazón pequeño de oro puede costar unos 180 euros.
Mini urnas de joyería
Están pensadas especialmente para guardar las cenizas de los seres queridos en casa y aportan la discreción que las urnas tradicionales no tienen. Estos “mini-recipientes” aportan un toque de elegancia por su decoración en oro o cristal. Hay varios modelos, entre ellos, están recipientes completamente opacos, sobre los que se superpone una pieza de metacrilato en la que hay figuras en tres dimensiones, como rosas —en la imagen superior—, cruces o, incluso, se puede reflejar el busto del fallecido. Cuestan sobre unos 160 euros, depende el tamaño.
Pintar un retrato en óleo con las cenizas
El difunto, además de estar presente en el recuerdo de sus seres queridos, ahora también puede estarlo sobre sus paredes en forma de retrato. En un lienzo sobre el que previamente se ha aplicado la mezcla de las cenizas resultantes de la incineración con óleo, es posible realizar un retrato del difunto a partir de fotografías facilitadas por la familia. De esta forma, la presencia física del difunto acompaña a la imagen artística. Lo oferta un gran grupo funerario nacional que opera en la provincia.
Diamantes sintéticos hechos a partir del carbono de las cenizas
Convertir las cenizas de la persona muerta en un diamante sintético. Esta es una de las últimas novedades en el sector funerario. Esta piedra artificial se extrae del carbono de las cenizas del difunto. En un plazo de cinco a seis semanas, por una inversión de entre 3.300 a 11.000 euros, dependiendo del quilataje de la joya. El precio también incluye el corte de la piedra, que se tallará según la preferencia de la familia. Pueden ser translúcidos o de color.