14 may 2014 / 22:00 H.
El viernes pasado, tuve el placer de asistir a la inauguración del Festival de música y danza de Úbeda, pudiendo disfrutar de la bonita voz de la soprano María Bayo, escoltada al piano por ese monstruo del acompañamiento, que es Rubén Fernández. No puedo negar, que solo con ver la calidad y la exquisitez con que estaban realizados los programas de mano, sentí un poco de envidia, viniéndome a mis recuerdos, esa época de esplendor que tuvimos en Jaén, con aquel potentísimo Festival de Otoño, que trajo a esta tierra a los mejores intérpretes a nivel mundial. El festival se organizaba a través del Ayuntamiento de Jaén, pero no se organizaba solo, había una mente muy lúcida que amén de tener la mejor agenda que conozco para contactar y contratar a las primeras figuras por precios asequibles, tenía la virtud de ser un auténtico entendido en música. Su profesión es la música, y su lenguaje, conciso, educado y claro, no creaba falsas expectativas en los proyectos que se le ofrecían. Se terminó la legislatura, y como pasa en todos los lados, al gerente que ha entrado con los de un color, se le defenestra y se pone a otro, ya que estaría mal visto que se pensase que la idea de traer a un tío que funciona y sabe del tema, fue del contrario. Como es de suponer, cuanto quedó libre de la gerencia, lo llamaron de los mejores festivales que tenemos en España, quedándose con la dirección del nuevo auditorio del Escorial, siendo paralelamente secretario de la asociación Española de Festivales de Música Clásica. Se fue de Jaén sin hacer ruido, igual que entró, porque las personas que tienen valía, no la demuestran vociferando, sino laborando. El festival de Úbeda, del que fue director, sigue teniendo su firma y su apoyo, sacando tiempo para volver a su tierra, a pesar de que su actual cargo, como director del Festival de Música y danza de Granada, lo tiene más que ocupado. Me alegra ver a los paisanos triunfando fuera de nuestra tierra, aunque paralelamente me fastidia tener que seguir exportando cerebros lúcidos, con la falta que hacen aquí. Gracias Diego Martínez.