Úbeda y Baeza, seis años después y un mundo por recorrer

Todos los balances son susceptibles de mejora y en el caso que nos ocupa, el de la declaración, hace seis años, de las ciudades de Úbeda y Baeza como Patrimonio de la Humanidad por parte del comité directivo de la Unesco desde luego que permite mayores desarrollos que los cosechados. No nos engañamos a nosotros mismos si decimos claramente que esperábamos mejores resultados turísticos y de ingreso económico que los que se han venido produciendo, pero de igual forma, no es menos cierto, que hay un mundo por recorrer en este campo, dado que de la nada no se crea un aliciente para llamar la atención de propios y extraños, de la misma gente que habita esta provincia, generosa en habitantes que no conocen sus propios pueblos, y de los foráneos que siempre nos tuvieron como encrucijada de caminos y tierra de paso hacia otros lugares de esparcimiento y vacaciones. Seis años después debemos estar ligeramente satisfechos, la declaración nos colocó, de mejor forma, en el mapa de la excelencia turística, pero hay que seguir el camino. En este caso, y en otros de la misma índole de desarrollo para esta tierra, no cabe imaginarse una meta, se trata de un camino permanente que recorrer para avanzar lo que en décadas no hemos hecho, principalmente por el abandono secular de las administraciones públicas. Con todo, la culpabilidad es genérica porque una sociedad que delega responsabilidades es mediocre por naturaleza y a la provincia de Jaén no se le puede catalogar de esa forma, que bastante ha tenido con salir adelante pese a sus circunstancias sociales y económicas. Úbeda y Baeza como Patrimonio de la Humanidad siguen siendo banderas de indudable valor para nosotros, de igual forma que la consecuencia del mismo cartel para la Catedral de Jaén supondrá un aldabonazo más para nuestra propia autoestima, a veces tan devaluada.

    04 jul 2009 / 09:16 H.