05 dic 2009 / 10:09 H.
Sólo en contadas ocasiones se puede decir que la cultura es protagonista tanto por el continente, como por el contenido. Es lo que sucede estos días con la celebración de la décimo tercera edición del Festival de Música Antigua, que desde el pasado 20 de noviembre se desarrolla en dos escenarios de auténtico lujo: las ciudades renacentistas de Úbeda y Baeza, declaradas por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.El ciclo, que gana en solera y prestigio con el paso de los años, llega a su fin este próximo martes, después de dar cabida a alrededor de una treintena de conciertos. En esta ocasión, con motivo de la efeméride en 1609 de la expulsión de España de los moriscos y la llegada a América de los Jesuitas, la programación se centra en la temática “Exclusiones y resistencias, las otras músicas hispánicas de los siglos XVI al XVIII”. Llama la atención que el festival mira también a la cantera, a los futuros espectadores, y dedica unas jornadas específicas a que los más pequeños se acerquen directamente a la música, con conciertos didácticos que cada año cosechan un importante éxito. En esta ocasión, han sido alrededor de ochocientos alumnos de diversos centros educativos los que han conocido de primera mano los géneros musicales y los instrumentos propios de los siglos XVI y XVII en sendas actividades celebradas en Baeza y en Úbeda. Todo, como es lógico, desde una perspectiva amena y cercana, enfocado a un público de menos edad de lo habitual en este tipo de conciertos.
Señoriales y ricas en monumentalidad renacentista por los cuatro costados, Úbeda y Baeza se convierten también este largo puente festivo en un destino inigualable para el turista que busca algo más que sol y playa, dos ciudades que sorprenden y cautivan al visitante. En esta ocasión, los conciertos del festival aportan un aliciente más a los ya de por sí atractivos municipios.