UBALDO VALVERDE JÓDAR: "Al cantar me dejo llevar por mis sentimientos"

Mariam López Ruiz
Debo reconocer que nunca me sentí atraída por el flamenco, ni el cante en general, hasta que escuché a Ubaldo con la juventud que se sale por ese chorro de voz tan impresionante. Igual te canta una copla, que te hace un musical o interpreta una saeta que te encoge el alma. Así de polifacético es porque es un gran artista y, como tal, merece perpetuar esa gran lista de cantaores que abanderan este Patrimonio Inmaterial de la Humanidad tan nuestro. ¡Olé tú, Ubaldo!

    12 may 2013 / 09:46 H.

    —¿Cómo nace su pasión por el cante?
    —He cantado desde que tengo uso de razón. De pequeño, cantaba en los cumpleaños, en las reuniones familiares, en el colegio, etcétera. Luego, empecé a destacar en el coro de la iglesia. Con 17 años entré, y sigo, en la Escuela de Baile de Carlos Santiago, en la que, aparte de las clases, tiene un cuadro flamenco en el que estoy como cantaor y hacemos actuaciones fuera.
    —¿Cómo fueron sus inicios?
    —En esta escuela a la que tanto tengo que agradecer. Comencé cantándole a los grupos. Yo no sabía cantar flamenco ni copla y, aquí, me fui perfeccionando. Yo, antes, interpretaba  canción moderna. Me fue picando el gusanillo del flamenco y me fui metiendo en él. Hoy día lo canto y, como cada artista, con mi estilo personal.
    —¿Cuál ha sido su formación?
    —Comenzó con 8 años, cuando entré en el Conservatorio de Música.  Estuve otros 8 años dando clases de piano. Lo toco a la perfección. Aquella etapa me sirvió para amar la música y la canción y comencé a dedicarme a ella. Pero mi verdadera formación en el cante me la he dado yo mismo, con mi constancia de ensayo en casa y trabajo personal.
    —¿Qué le inspira a la hora de cantar?
    —La situación que estoy viviendo en cada momento. Me dejo llevar por los sentimientos. Como cada persona, un artista tiene momentos alegres y menos alegres y, cuando cantas, eso se transmite en tu voz y en la canción. Si vives una racha buena, disfrutas más un escenario y cantas con gusto y con fuerza. El repertorio de canciones que eliges para una actuación refleja perfectamente tu estado anímico. Otra inspiración al cantar es pensar en mi madre, que tantas veces se emociona cuando viene a verme. Es mi mejor crítica musical y canta como los ángeles, pero no se ha dedicado a cantar profesionalmente.
    —Hábleme de su trayectoria.
    —Entre otras cosas importantes, gané, hace tres años, el primer premio del Certamen Nacional de la Canción Española. Me he presentado también a diversos certámenes de canción en Málaga con buenos resultados, y, también, en “Se llama Copla”, donde estuve a punto de entrar. Recientemente, he actuado en la Feria Internacional de los Pueblos de Fuengirola, de gran prestigio internacional. Representé a Andalucía haciendo un espectáculo de copla y flamenco que gustó mucho. En la Universidad Popular estrenamos, hace un mes, una obra flamenca llamada “Conciencia”. Fue un éxito. Y, como soy muy polifacético, fui cantante en el musical de la obra “Notre Dame de París” con una compañía granadina. Recorrimos toda Andalucía. Yo encarnaba a Clopín, el rey de los gitanos. Y también he estado en distintas orquestas, como “Zócalo”.
    —¿Ha sufrido miedo escénico?
    —No, los nervios son algo normal y se sienten, pero, cuando me subo a un escenario y veo al público, solo pienso en actuar lo mejor posible y en no defraudarlo.
    —¿Cómo cuida su garganta?
    —Todo cantaor se la debe cuidar. Es mi herramienta de trabajo, así que es fundamental evitar bebidas frías, tabaco, no forzar la voz y hacer ejercicios de calentamiento antes de una actuación. Mi truco es la infusión de tomillo y romero natural.
    —¿Tiene alguna predilección por un palo?
    —No, me gustan todos. Siempre estoy abierto a conocer palos nuevos y cantarlos. Si tuviera que inclinarme por alguno, sería por los tangos flamencos, porque me puedo recrear más en las letras.
    —Esta pasada Semana Santa he podido comprobar que, además, es un gran saetero.
    —La saeta se incluye dentro de las tonás flamencas. Es un cante libre, sin ritmo y solo vocal. Como dije antes, estoy abierto a cantar cualquier palo y este, especialmente, es difícil porque no llevas un acompañamiento musical. Es un cante con muchos cambios de tonalidad. Es el primer año que canto una saeta a mi Virgen de los Dolores de San Juan por la gran devoción que siento por Ella. La verdad es que ha sido muy bien acogida y se me ha felicitado enormemente.
    —¿Qué lugar tiene la guitarra en el cante?
    —Es fundamental porque un cuadro flamenco siempre se ha concebido con guitarra española. Puedes prescindir de palmeros, de un cajón, pero prescindir de una guitarra es imposible. El cante y la guitarra van siempre unidos. Es un soporte que lleva la voz a la hora de cantar tanto rítmico como tonal.
    —¿Cómo definiría su estilo y su voz?
    —A mí se me conoce más por coplero y flamenco. Los maestros que me han escuchado dicen que mi voz tiene mucha fuerza, potencia y mucha tesitura, tanto en graves como agudos, como si tuviera en la garganta una caja de resonancia propia que me saca la voz.
    —¿Ha mejorado el flamenco o los grandes siguen siendo los antiguos cantaores?
    —La verdad es que nosotros seguimos tomando como referente a los grandes cantaores de toda la vida, entre ellos se encuentran Mari Fe de Triana, Juanita Reina, Concha Piquer, Valderrama, por supuesto, Farina, etcétera. Son temas que se siguen cantando por todo cantaor, aunque cada uno lo versiona a su estilo, pero siempre se recurre a la versión original como guía. No puedo dejar de decirte que yo desde niño he seguido el trabajo de Rocío Carrasco.
    —¿Qué proyectos tiene usted para los próximos meses?
    —Muchos, entre otros, la Feria de Ubrique y la Feria de Leganés en Madrid. Además, nos planteamos salir al extranjero a llevar nuestro trabajo con el cuadro flamenco de la Escuela de Carlos Santiago. Estoy abierto a cualquier propuesta que me está surgiendo.
    —¿Es de los que se escuchan para corregir errores o prefiere no hacerlo porque se ve diferente?
    —Es cierto que, al pronto de escucharte, notas rara tu voz, pero, para mí, es importante ver mi actuación para saber dónde me equivoco tanto vocal como gestualmente. Soy muy autocrítico, pero aún más crítica es mi madre, que realmente me hace ver dónde están mis fallos.
    —-¿Cree que se les dan suficientes oportunidades a los jóvenes?
    —A pesar de que el flamenco fue declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, te digo que en nuestra ciudad no hay muchas posibilidades para los jóvenes cantaores. No se promociona como debiera el flamenco o la copla, a diferencia de otras provincias andaluzas, donde está muy arraigado entre la juventud.