Trinidad Pestaña rememora todas las etapas de su vida

Trinidad Pestaña fue la encargada de dar el pistoletazo de salida de las Feria y Fiestas de San Bartolomé 2015 en el Teatro Maestro Álvarez Alonso. Un papel que cogió con gran cariño. “Trini”, como la conocen en Martos por sus escritos y por ser componente del Taller de Lectura la “Silla de Anea”, fue la persona idónea para declamar el pregón de este año.

17 ago 2015 / 09:21 H.


La presentadora fue Rosa Teba Pozo, gran amiga de la artista. “Soy su telonera”, dijo Teba. Las palabras de cariño que le dedicó a “Trini” retumbaron en el Teatro Maestro Álvarez Alonso. La pregonera, y los más allegados a ella, no aguantaron la emoción.
La escritora marteña no quiso “fabular” una vez que salió al escenario sino que, en esta ocasión, prefirió que “la verdad” emanara de su corazón. Pestaña recordó las fiestas que ha vivido en el pueblo de Martos en tres etapas distintas: niñez, juventud y madurez. De la primera evocó cómo todo le resultaba una novedad. “Todo estaba por estrenar”, manifestó. Se acordó de su padre, de sus hermanas y de una foto “muy especial” que guarda con “gran cariño”.
Otra de las etapas que destacó fue la de la juventud, donde se definió como “una chica yeyé”. Entonces la feria suponía “un punto de exceso” y de “abandono” de las reglas. “Había tantos cacharros que probar, tantas casetas de tiro donde empuñar”, enumeró la autora con cariño. También tiene en la memoria las noches de Casino, donde su vestido negro, el más “bonito” lo guardaba para esa fiesta.
Trinidad Pestaña habló de sí misma como “una marteña hasta las cachas”, de las que no habían salido del pueblo. Eso suponía un inconveniente: dejar de ver la belleza de su municipio. Esta definición sirvió para alabar los Cursos de Patrimonio. La pregonera los justificó: “Saber de dónde venimos, de las múltiples civilizaciones que nos dejaron su impronta y su poso, es conocer la historia de tu pueblo. Es amarlo y respetarlo”. Y siguió: “Dicen que la madurez es la habilidad que tenemos para aceptarnos a nosotros mismos”. Agregó: “Es recuperar la seriedad que de niños teníamos al jugar”, dijo, y aclaró que no es otra cosa que seguir creyendo en el poder de la imaginación.
Pestaña abordó su nueva etapa: vive la feria con su nieta y siente que la noria es una metáfora de la vida. “Me devuelve de otra forma, o quizá la misma, la idea de disfrutar”. Así llegó a la parte final: una crónica nostálgica, a la par que social, de algunos de sus años más importantes. “Cultura es todo lo que da sentido a la vida”, añadió para rematar: “Como nuestra feria”.