TRINI CANO TORRES: “La limpieza de la piel es esencial para mimarla”

ALBA VILLÉN RUEDA
Toda recompensa con esfuerzo sabe mucho mejor, y Trini Cano es un buen ejemplo de ello. Esta esteticista resistente en Martos empezó en casa con una camilla y una máquina para hacer la cera. Hoy día dirige uno de los centros de belleza con más demanda de la provincia. Cuenta con multitud de cabinas específicas para láser, spa, tratamientos corporales y faciales, maquillaje, uñas y solariums, además de peluquería. Nunca imaginó que este oficio ocuparía su vida, pero ahora no concibe la idea de no “poner guapas” a sus clientas cada día.

    30 sep 2012 / 10:18 H.

    —¿Cómo fue su inicio en la estética?
    —Desde chica me gustaba cuidarme, e incluso maquillaba a mis vecinas para las bodas. Todo empezó cuando cursé en la academia dos años y, después, estudié Estética Integral en Granada, entonces puse una habitación en mi casa para hacer la cera. Allí estuve ocho años, a la par que iba formándome. Después hice el Curso de Adaptación Pedagógica (CAP) y me gustó esa rama de enseñanza. Hoy, desde hace casi seis años, dirijo el Centro Esencia de Belleza. En este mundo tienes que estar al día. Por ello, tanto las chicas que trabajan aquí como yo estamos continuamente haciendo cursos: de técnicas decorativas para las uñas, de maquillaje, de uso de láser y un largo etcétera. A lo largo del mes nos desplazamos varias veces a Madrid y Barcelona, entre otras ciudades.
    —¿Qué tratamientos son los más novedosos, actualmente, en este mercado?
    —Lo último que tenemos es para las manchas con láser —a través de cosmética o radiofrecuencia de luz pulsada—. Esta última técnica es una de las más novedosas, hace efecto reafirmante y, sobre todo, regenera la piel. Además trabajamos mucho los tratamientos para la edad, en los que utilizamos la radiofrecuencia, el fotorejuvenecimiento y la mesoterapia.
    —¿Y los que más demanda la clientela?
    —Lo que más se hace es antiedad. El perfil de este consumidor es el de una persona que tiene estabilidad económica. Los tratamientos más fuertes se suelen hacer a partir de los treinta años, y se tratan los poros y las arrugas de expresión. Para ello se trabaja —en el ámbito de la cosmética— con relleno, línea morpho —de moda ahora con el efecto botox— y ácido hialurónico. Además, con todas las máquinas: mesoterapia, radiofrecuencia, punta de diamante y láser con fotorejuvenecimiento. Ahora queremos ir más allá y para las arrugas en las que nosotros nos quedamos cortos un médico estético y cirujano plástico pasará consulta en el centro. La gente cada vez tiene más necesidades en el campo de la arruga y Esencia de Belleza llega al nivel de mejorarla, pero no podemos quitarlas, por ello el médico estará en sinergia con nosotros. Otro de los tratamientos de moda es el cuidado de la celulitis. Antes, la gente simplemente adelgazaba, ahora, previamente, vienen para que le hagamos un tratamiento anticelulítico y reafirmante, porque si no se trabaja con máquinas estamos perdidos. En la actualidad, en la estética, tener celulitis es una de las peores cosas.
    —¿Es posible quitarse años de encima?
    —Por supuesto. Se puede demostrar con fotos de clientas de un antes y un después. La cuestión es que el cuidarse lleva un gasto y tiempo. Quien se hace una higiene facial una vez al año no puede decir que se cuida las arrugas. Sin embargo, quien lleva unos años de seguimiento y varias sesiones me dice: “Trini, veo fotos de hace años y ahora estoy mejor”. No se pueden quitar las arrugas, pero se mejoran muchísimo.
    —¿Qué pautas básicas hay que seguir fuera del centro para no favorecer el surgimiento de las arrugas?
    —Creo que lo más importante es la línea de limpieza. Hay que limpiarse la piel muy bien, porque ahí es donde se mima. Esto es como el cuidado del cuerpo: si se echa crema pero no se ducha, el bienestar no lo da ningún producto. Aparte del estrés y la genética, hoy en día hay mucha contaminación —más aún en verano—, y esto es lo que más nos afecta. La gente da poca importancia a limpiarse la piel antes de acostarse, y es muy relevante. Aparte de ello, una vez que la limpias hay que poner una línea completa: sérum, contorno de ojos y crema, que asesoramos según la necesidad de la piel del cliente.
    —Parece que los hombres se han unido a la moda de cuidarse, ¿Es así?
    —Sí. El boom en la estética masculina es la depilación láser. Hoy en día ves ya como una persona rara la que no está depilada. Nunca habíamos tenido un nivel tan alto. Además, como cada dos meses vienen a tratarse, les vas instando a que se cuiden la piel. No sale de ellos, pero la mayoría ya tiene su crema para después del afeitado, por ejemplo.
    —¿Qué perjuicios tienen estos tratamientos?
    —Trabajamos con luz. El láser en sí no tiene efectos secundarios, pero existe ese riesgo de quemadura. Es importante emplear un fototipo de piel y de pelo adecuado, porque se está agrediendo. La melanina juega un factor muy importante con el sol, pues hoy la gente empieza a tomarlo —y a utilizar el solárium— en marzo o abril y se prolonga hasta octubre o noviembre. Para ello la maquinaria que utilizamos cambia según el factor de melanina. Asimismo, el láser no se puede emplear con la piel morena, y por ello nos hemos visto obligados a cambiar la plataforma de este por una lumínica, que funciona en movimiento y con otras pautas de trabajo y nos permite utilizarla durante todo el año, así como con pieles morenas y sin correr el riesgo de quemadura. El láser, si no se trabaja con un fototipo de piel y pelo muy exacto, puede quemarse. Sin embargo, hoy por hoy, con la nueva tecnología, no hay problema.
    —¿Qué importancia tiene una buena alimentación en el cuidado de la belleza?
    —Es esencial. Con cualquier tratamiento hacemos un diagnóstico sobre el tipo de vida que lleva el cliente, la alimentación y si es fumador —que es una de las cosas que más asfixia la piel—. Todo lo que hacemos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos afecta a la piel y a la persona misma.
    —¿Por qué decidió traspasar la barrera de la estética y ampliar al mundo de la peluquería?
    —Ha sido por la demanda de la clientela. El proyecto lo marcó el que la gente viniera a tratarse y quisiera salir completamente “acabada” de aquí. Hemos centrado la peluquería en algo que nos diferencia del resto, es decir, lo  enfocamos hacia el tratamiento capilar. Incorporado la tricología. Por ello, tenemos una cabina para tratar las anomalías del cuero cabelludo, como descamaciones, picores, grasa, caspa, dermatitis y soriasis, entre otras. También se hacen prótesis capilares.
    —¿Considera que hay tratamientos que más que una necesidad son un lujo?
    —Hoy en día la moda sabemos la que es. El cuidado de las uñas no es por sentirse mejor, sin embargo llevarlas arregladas es como tener unos pendientes bonitos o ropa a la moda. Está claro que cada uno, con su cartera, hace lo que puede.