Tres semanas de búsqueda que acaban con dos detenidos

Después de tres semanas de incertidumbre e inquietud, la familia de la adolescente desaparecida en Sevilla ha encontrado el final de la triste historia. Una antigua pareja de la chica ha confesado, después de verse abrumado por las pruebas de la Policía, que la asesinó y después arrojó su cuerpo al río Guadalquivir. Aunque aún es pronto para dar total solvencia a la confesión, a la espera de que el cadáver aparezca, todo hace indicar que el detenido, de veinte años de edad, es el principal sospechoso de esta triste y macabra historia, con un cómplice que, al parecer, pudo ayudarlo a deshacerse del cadáver de la menor. Todavía se llevan a cabo las diligencias e interrogatorios pertinentes en estos casos y es de esperar que en las próximas horas los dos detenidos pasen a disposición judicial, pero hay que felicitar a las fuerzas del orden por haber hecho su trabajo y dar con el final de un asunto que tenía en vilo no sólo a los familiares de la adolescente, sino a todo el país. La movilización de sus amigos y compañeros de clase ha sido fundamental para que la sociedad no se olvide del asunto y haya hecho suyo el sufrimiento de sus padres en estos largos días de búsqueda. Ahora que parece que el final de la pesadilla ha llegado, aunque sea con un epílogo que no es feliz, es fundamental exigir a la Justicia que caiga con todo su peso sobre los criminales y, como dijo el portavoz de la familia, “no sea blanda con los asesinos fríos y calculadores”. La sociedad tiene que ser capaz de dormir tranquila y para eso es fundamental, primero, que la Policía haga su trabajo y, después, que la Justicia no deje sin el castigo que merecen quienes rompen las reglas de juego de una sociedad democrática. Falta tiempo para que se llegue al juicio y se dicte sentencia, pero casos como este, que tanta trascendencia han dejado en la opinión pública, deben dejar sentencias ejemplarizantes.

    15 feb 2009 / 16:16 H.