Tres maestros y un mismo destino
Sus vidas están unidas desde hace 37 años. Francisco Pérez, Manoli Expósito y Manuel Álvarez son maestros, naturales de Martos, que aman tanto su profesión que les cuesta decir “adiós” a la escuela tras su jubilación. Dieron clase a varias generaciones de jiennenses y coincidieron en dos destinos: Fuensanta y Martos. Sus últimas lecciones las impartieron en “Hermanos Carvajales”, y su gran labor en la educación fue reconocida por antiguos y actuales compañeros de trabajo con una comida de convivencia en el restaurante Morys. No faltaron los obsequios, como las flores o placas conmemorativas, ni tampoco los recuerdos y las anécdotas que siempre llevarán con ellos.

Los protagonistas de la comida agradecieron todas las muestras de cariño. Francisco Pérez reconoció que, tras casi cuatro décadas de servicio, será “difícil acostumbrarse” a no ir a la escuela, más aún cuando se trata de “algo vocacional”, como demostró en sus destinos en Albendín (Córdoba), Castillo de Locubín, Fuensanta y Martos (colegios San Amador y Hermanos Carvajales). También Manoli Expósito señaló que comienza a partir de ahora una nueva etapa. “Me marcho con la alegría de haber hecho mis deberes, de haber sido una persona responsable con mis alumnos”, subrayó, y resaltó que siempre seguirá de cerca el mundo de la educación, labor que ejerció en Canarias, Los Villares, Mengíbar, Alcaudete, Fuensanta y Martos.
Manuel Álvarez indicó que cuando se tiene vocación, es dura la despedida. “Me jubilo a los 59 años por enfermedad, y se pasa mal, porque los años dan maestría. Comprendes más a los alumnos”, expresó. Este marteño, que estuvo en Torredonjimeno, Olvera (Cádiz), Fuensanta (desde 1982 hasta 1997) y su ciudad, se mostró satisfecho de poder haberse dedicado desde joven a lo que siempre le apasionó: la escuela.