Trayecto con el motor al ralentí
Conductores profesionales y trabajadores de la zona de la Carretera de Madrid se quejan de la lentitud del tráfico que provocan los semáforos. Integradas en el sistema tranviario, las señales reguladoras evitan la fluidez del trayecto de los vehículos que circulan continuamente por la arteria de la capital.
Embrague, primera, acelerador, freno y punto muerto. Un juego de pedales y palanca que los conductores que transitan a diario por la Carretera de Madrid repiten en exceso. ¿La causa? Los semáforos que regulan el tráfico y que pertenecen al sistema tranviario y que solo funcionan con el rojo y el verde. Así, sin las medias tintas del amarillo, los conductores —que son más que los peatones en este trayecto— se ven en la obligación de parar hasta en siete semáforos. “Deberían estar en ámbar y con un pulsador”, dice el representante de los empresarios del Polígono de Los Olivares, Sergio Couñago. Y es que los trabajadores y emprendedores del parque empresarial son habituales usuarios de la larga carretera que deben tomar para llegar hasta sus casas. “Se puede tardar hasta quince minutos en atravesarla”, asegura Couñago. “Si funcionara el tranvía no habría problema, pues serían necesarios, pero ahora que está parado, no tienen sentido que estén así”, añade.
Conductores profesionales y trabajadores de la zona de la Carretera de Madrid se quejan de la lentitud del tráfico que provocan los semáforos. Integradas en el sistema tranviario, las señales reguladoras evitan la fluidez del trayecto de los vehículos que circulan continuamente por la arteria de la capital.
Embrague, primera, acelerador, freno y punto muerto. Un juego de pedales y palanca que los conductores que transitan a diario por la Carretera de Madrid repiten en exceso. ¿La causa? Los semáforos que regulan el tráfico y que pertenecen al sistema tranviario y que solo funcionan con el rojo y el verde. Así, sin las medias tintas del amarillo, los conductores —que son más que los peatones en este trayecto— se ven en la obligación de parar hasta en siete semáforos. “Deberían estar en ámbar y con un pulsador”, dice el representante de los empresarios del Polígono de Los Olivares, Sergio Couñago. Y es que los trabajadores y emprendedores del parque empresarial son habituales usuarios de la larga carretera que deben tomar para llegar hasta sus casas. “Se puede tardar hasta quince minutos en atravesarla”, asegura Couñago. “Si funcionara el tranvía no habría problema, pues serían necesarios, pero ahora que está parado, no tienen sentido que estén así”, añade.

No solo los que tienen vehículo motorizado propio se encuentran con este colapso al ralentí, ya que los clientes de los autobuses y de los taxis sufren la escasa fluidez del tráfico. En el caso de los taxistas los semáforos en rojo son un extra de tiempo que supone un incremento del coste al cliente. “Retenciones de colas de vehículos no se suelen producir, el problema es que no pasan peatones y el tráfico no fluye. Y te tienes que parar sin peatones, lo que no tiene mucho sentido. Lo suyo es que tenga un pulsador y esté en ámbar”, manifiesta el presidente del colectivo de los taxistas, Pedro Tejero. Además, recuerda otro fenómeno que solo conocen los conductores nocturnos: “Cuando paso por la noche y no hay nadie, me encuentro parado solo en mitad de toda la carretera. Y si te saltas el semáforo, encima te juegas una sanción”, apunta Tejero, quien matiza que, cuando se hizo el sistema tranviario, se tendría que haber previsto esta situación. “De todos modos, hay que reconocer que a las nueve de la mañana, en los cruces de los colegios, estos semáforos vienen muy bien”.
ayuntamiento. Aunque a primera vista el cambio del sistema semafórico pueda parecer sencillo, desde el Gobierno local se apunta que no es tan fácil. “No podemos tocar los semáforos pues pertenecen a la empresa constructora integrada en la UTE del sistema tranviario”, explica el concejal de Tráfico, Juan Carlos Ruiz. En este sentido, el responsable del área recuerda el arreglo que tuvo que asumir el Ayuntamiento hace unos meses con la avería del semáforo cercano al Burguer King, ya que supuso un gran coste para las arcas municipales. “Tenemos que reunirnos para que nos faciliten la información de la estructura para poder intervenir si hay una urgencia. No nos dejaron ni los planos ni el software del sistema”, aclara Juan Carlos Ruiz.
Mientras tanto, los conductores siguen, pacientemente, con el juego: Embrague, primera, acelerador, freno y punto muerto.