Travesuras y juegos en La Alameda

Escenario de travesuras y juegos infantiles, La Alameda siempre me recordó a ese amigo cómplice que te guarda un secreto, es más, yo elevaría al parque centenario a un abuelo que te escucha y te consiente. Segura que hay jiennenses que recuerdan alguna trastada en los columpios —ya inexistentes— de La Alameda. Generaciones que perdieron su virginidad alcohólica tendrán en mente el recorrido hacia la penumbra del auditorio, sin olvidar los postureos y mohines para quedar bien en las fotos de la Comunión y, años después, robar —o dejarse robar— un beso al amante de turno.
Sin embargo, creo que la paciencia de esta venerable zona verde ha debido de llegar a su límite, porque una cosa es ser cómplice de travesuras y picardías infantiles, y otra dejarse engañar por el juglar de turno. Vamos, un bochorno para la propia Alameda, a pesar de su frescura natural. Al menos, así lo vimos los que presenciamos la pantomima de unas máquinas de “pego” removiendo tierra, mientras técnicos y políticos hacían mohines para encubrir sus travesuras de mayores.

    24 jul 2014 / 22:00 H.