Traspaso anual de poderes

Hoy he visto en las noticias a 2014 en su despacho oficial y se le ve agobiado, su teléfono echa humo, todo el mundo ha depositado en él sus esperanzas. Hemos formulado tantos deseos en los brindis familiares, que al pobre año (aunque quiere satisfacer a todos como novato bien intencionado) no le salen las cuentas.

    09 ene 2014 / 17:23 H.

    En el primer contacto con su antecesor no han faltado los reproches: “2013, viejo amigo, el tiempo es oro, dicen y tú me dejas un déficit anual de aúpa”. “Siento la herencia envenenada, 2014, pero en este país se pierde el tiempo tanto como el oro”. Y tras el flamante traspaso de poderes (ante sus Majestades los Reyes mágicos del Palacio de Oriente), el año saliente le ha dejado las cosas claras al recién llegado: “Tómatelo con calma 2014, tendrás que atender deseos irreconciliables. Por ejemplo, hay un porcentaje importante de catalanes que te pedirán la independencia y otros muchos españoles querrán lo contrario. O también, en una ciudad del sur, algunos te demandarán la puesta en marcha de un tranvía y otros tantos de darán la paliza deseando lo opuesto”. De modo que el novato le inquiere abrumado: “¿Y qué debo hacer oh sabio y experimentado año viejo: recurrir a un comité de expertos; tratar de hallar la solución en la sabiduría popular, o buscar en la mística cabalística?”. “Déjate de rollos y escúchame bien, tu mandato es de un año, hoy tienes mayoría absoluta en el calendario pero el 31 de diciembre te van a dar la patada fijo para nombrar a otro año y nadie te va a agradecer los servicios prestados, así que hazme caso, lo que tienes que hacer es poner cara de escuchar a todo el mundo y parecer preocupado, sobre todo cuando haya cámaras delante y lo fundamental es que tienes que darle largas a todos, mediante buenas palabras y gestos para la galería, tratando siempre de ganar tiempo a toda costa. Que dentro de doce meses podrás respirar tranquilo y le tocará a otro apechugar con todas estas urgencias inaplazables”. Y me temo que el nuevo año ha tomado buena nota: “Sí, creo que 2013 tiene razón. Lo siento 2015 pero tú harás lo mismo, y si no, al tiempo”.

    Tomás Afán es dramaturgo