Tranvía.- Una inversión millonaria abandonada a su suerte

Manuela Rosa Jaenes/Jaén
Hay ciudades en España que tienen sus proyectos tranviarios guardados en un cajón por falta de fondos públicos. La crisis hace que todas las provincias andaluzas tengan algún ejemplo de obra paralizada o ralentizada.

    05 dic 2011 / 10:09 H.

    Sin embargo, lo que ocurre en Jaén es algo único: se invirtieron cien millones de euros en un medio de transporte que cumple doscientos días abandonado a su suerte.
    Hay millonarias y necesarias infraestructuras en las ocho provincias andaluzas, incluida la de Jaén, que llevan años de proyectos y estudios informativos, de vueltas y más vueltas, y que consiguieron, al final del túnel, ver algo de luz. Sin embargo, las circunstancias económicas bloquearon esa salida que se percibía e hicieron que las obras quedaran paralizadas o, en algunos casos, ralentizadas. Tal es el caso del Metropolitano de Granada, la conclusión de la autovía de la Almanzora de Almería o el millonario y representativo puente de la Pepa de Cádiz. Lo mismo ocurre con la urbanización y restauración del monumental Paseo de la Ribera cordobés, la circunvalación SE-40 de Sevilla o la llegada de la alta velocidad a Huelva y su expansión por Málaga.
    Se trata solo de ejemplos de proyectos que se ven azotados por la crisis y cuyas consecuencias repercuten en el bienestar de los ciudadanos. En medio de este maremágnum de despropósitos, el tranvía de Jaén aparece como “colmo de los colmos”. Se trata de un medio de transporte que proyectó, en campaña electoral, el anterior equipo de Gobierno y que la Junta de Andalucía materializó en tiempo récord. Se construyó un trazado de casi cinco kilómetros en diecinueve meses, lo nunca visto, cuando hay ciudades, incluso en Andalucía, que llevan años y años dibujando proyectos.
    Sin embargo, el sistema tranviario está paralizado y, lo que es más grave, abandonado. No existe mantenimiento ni de las infraestructuras en sí ni de las cinco unidades tranviarias que están guardadas en el recinto de cocheras. ¿Por qué esta continuada paralización? Las respuestas dependen de a quién se le pregunte. Por ejemplo, el Ayuntamiento culpa al anterior equipo, liderado por Carmen Peñalver, de “despilfarrar” en una obra que, según el Gobierno del Partido Popular, no era ni necesaria ni demandada por la ciudadanía. Y el actual grupo de la oposición, el Partido Socialista, aduce que no existe voluntad política por parte del alcalde, José Enrique Fernández de Moya, de ponerlo en funcionamiento. El máximo dirigente de la ciudad contesta que desde que tomó las riendas del Ayuntamiento no ha parado ni un solo minuto de cerrar los “flecos sueltos” de la anterior Corporación. El caso es que un juez paralizó la gratuidad del sistema tranviario el 19 de mayo y, hoy, doscientos días después, el tranvía no se ve por las calles de la capital. Ya no hay motivo judicial alguno que lo impida. Ahora, el problema está en quién lo explotará y a qué precio. El equipo de Gobierno nunca vio rentabilidad en un transporte que es público y que nunca puede ser rentable. Abre la vía a las empresas para que inviertan en él, pero parece ser que las cuentas no salen.
    La principal consecuencia de la paralización de un sistema que es la envidia de muchas ciudades es que las compañías que lo construyeron no están dispuestas a dar garantías en una situación de abandono. Fuentes consultadas por este periódico aseguran que si, por ejemplo, los trenes no tienen ningún tipo de mantenimiento, la firma que los construyó no correrá con los gastos que implicará su desuso. Lo mismo ocurre con las vías o el anecdótico robo de césped. Hoy son doscientos días en “stand by”. Una cuenta atrás con incierto final.