Transparencia y toda la información para evitar alarmismos

Las obras del futuro Museo Íbero siguen su curso, después de más de una década de demora en comenzar por una serie de retrasos encadenados, en su mayoría totalmente injustificados. Después de la satisfacción general de ver cómo echaba a andar una vieja reivindicación de la ciudad, los vecinos que viven en una de las calles colindantes con los terrenos han dado la voz de alarma por las grietas que han surgido en la calle Obispo Estúñiga, justo al lado de donde se ejecutan los movimientos de tierra para levantar el edificio.

    05 feb 2010 / 11:55 H.

    El temor de los residentes es más que lógico, después de los problemas que se produjeron, y que todos recordarán, a la hora de construir el cercano aparcamiento Avenida. La queja no es nueva. De hecho, ya recibieron hace unas semanas un informe técnico en el que se comunicaba que los desperfectos en la calle eran fruto de las inclemencias meteorológicas. Es obvio que la explicación no satisfizo en absoluto a los afectados, aún más, después de comprobar que después han aparecido nuevos daños en la calzada. Desde la Delegación de Cultura se hace hincapié en una llamada a la tranquilidad y se ha encargado un segundo informe técnico, además de acceder a facilitar cualquier dato sobre el proyecto a los residentes en la zona. Aunque la línea de las administraciones implicadas en el proyecto sea no alarmar al vecindario, una política comprensible y lógica, no es menos cierto que justificar una grieta con supuestos trastornos de la madre naturaleza no parece, a priori, una explicación seria, ni convincente. Es necesario hacer efectivo, y sin demora, el ofrecimiento de facilitar toda la información que reclaman, porque sólo con datos en la mano, cuantos más mejor, podrán convencerse por sí mismos de que no hay atisbo de peligro alguno en la obra que se realiza junto a sus hogares. La máxima transparencia debe ser la prioridad.