Tradiciones populares

Miguel Ángel López Hernández  desde Baeza. Noches de frío riguroso y de festivas lumbres en numerosos puntos de nuestra geografía jiennense. Noches engastadas en el arraigo de las tradiciones y en ese mágico crepitar de las llamas de esos fuegos sagrados, ya entonados por nuestros ancestros, que ponen acento y resplandor a nuestros barrios y pueblos en un tono costumbrista, típico y pintoresco como tradición viva y vivida.

    17 ene 2013 / 15:22 H.

    Lumbres y hogueras que nos hacen recordar hechos, chascarrillos, anécdotas de “los tiempos de María Castaña” junto a los de ahora, con momentos de evasión y de preocupación, en los que muchos, quizás en el instante que salta una pavesa o alguna ropa vieja se quema, en el jugo de la incertidumbre, temen a la garra del desempleo o por ejemplo, no saben el número de peonadas necesarias para cobrar ese PER, hecho que produce una herrumbre y una acidia en el alma de los que tienen en el campo su medio de vida en cualquiera de sus grados, añadiendo la idea de que son pueblos y comarcas enteras los que están a la expectativa de tal decisión, que tanta roncha levanta. En Baeza, por estas noches, hasta la Candelaria, es típico comer churros con chocolate y esa hoguera en el barrio de los Poetas, en la pedanía de las Escuelas y quizás en alguna que otra. Toda una lección de folclore y antropología cultural por aprender las que nos aportan y dan nuestros pueblos junto a su idiosincrasia, con esos fuegos que aglutinan a los vecinos con viandas, bebidas, canciones un tanto satíricas, para combatir en frío en pleno trance de fiesta. Son estas fiestas las que hacen conciencia de pueblo y sentimiento de pertenencia al terruño que nunca hemos de relajar ni menospreciar.