Trabajo de meses para hacer posibles ocho días de Pasión
Pepi Galera
Es una Semana de Pasión que, paradojicamente, dura ocho días. De Domingo de Ramos, a Domingo de Resurrección. Ocho jornadas en las que las Cofradías cumplen su estación de Penitencia por las calles de Jaén, cuando se visten de “largo” para rememorar, de la forma más plástica, en el imaginario colectivo los últimos días de Jesucristo y su Resurección.

Es una Semana de Pasión que, paradojicamente, dura ocho días. De Domingo de Ramos, a Domingo de Resurrección. Ocho jornadas en las que las Cofradías cumplen su estación de Penitencia por las calles de Jaén, cuando se visten de “largo” para rememorar, de la forma más plástica, en el imaginario colectivo los últimos días de Jesucristo y su Resurección.
Pero no todo empieza hoy —por Domingo de Ramos—, ni tampoco terminará dentro de una semana. Meses de intenso trabajo preceden a estos días en cada cofradía, en las que el ritmo de trabajo es frenético para que todo esté listo en el momento de su salida procesional. Miles de cofrades jiennenses llevan meses preparando los pasos y enseres que, por unas horas, darán testimonio de la Pasión y Muerte de Jesús. Pero este trabajo no se queda sólo en la casa de hermandad; se lleva también a los hogares para “desempolvar” túnicas, capirotes y mantillas guardados por doce meses. De la misma forma, las empresas que suministran todo lo necesario a las cofradías y hermanos para Semana Santa —lo que podrían llamarse “satélite”—también trabajan a todo ritmo para satisfacer los encargos, desde los arreglos florales que lleva cada paso, hasta la limpieza de las túnicas de los nazarenos, pasando por la fabricación de las velas o la venta de complementos como las mantillas. Toda una “red” que mueve millones de euros cada año y que crea centenares de puestos de trabajo, aunque sean temporales. Por ejemplo, la firma iliturgitana Cera Bellido S. A., que suministra de velas a gran número de cofradías españolas, contrata veinte trabajadores durante la campaña. Cuando termina, mantiene una docena de empleados. Otro ejemplo de empresas que apuestan fuerte en esta época es la tradicional Floristería Bellido, que lleva casi tres décadas haciendo los arreglos florales de una cofradía tan querida en Jaén como es la de El Abuelo. Esta “red” se ve complementada con el turismo que atrae la Semana Santa a la provincia. Ciudades como las renacentistas Úbeda y Baeza, Linares y la capital tienen ya casi todos sus hoteles con el cartel de completo para la próxima semana. Ya, el pasado jueves, estaban al 85 por ciento de ocupación. Sin duda, la tradición cofrade conjugada con el patrimonio artístico y natural son responsables de esta época de bonanza para el turismo, en tiempos de crisis. Sector que, sin duda, también calienta motores para largos días de trabajo a la sombra de la devoción popular en las calles.
Sólo como ejemplo del ritmo de trabajo que se vivía esta última semana, había que pasear por el centro de Jaén. La Carrera, arteria del centro de la capital, se preparaba para que cientos de jiennenses pudieran ver, desde hoy, los desfiles procesionales de las cofradías. Desde el lunes, siete operarios trabajaban, mañana y tarde, para instalar los palcos donde estarán instaladas las sillas de abono. Ya el jueves, se instaló la tribuna de autoridades. Muy importante dentro de esta labor es la coordinación entre el Ayuntamiento de Jaén y la Agrupación de Cofradías y Hermandades de Jaén.
Si en las calles se respiraba este ambiente, en las iglesias y templos el ritmo se aceleraba. Entre culto y culto, los hermanos de las cofradías se afanaban por limpiar enseres, montar los pasos, vestir a las imágenes, colocar la candelería y, a última hora, situar los arreglos florales. Pero estas tareas no son tan sencillas. Cada cofradía, dentro de su organización, designa los puestos y funciones de cada uno de los hermanos. Por ejemplo, los fabricanos son los encargados del mantenimiento durante todo el año de los enseres de las cofradías y, en estos días, responsables del montaje del paso. Las camareras, por su parte, son las que deben velar por todas las prendas y vestimentas de las imágenes y ayudar al vestidor. Estos devotos coinciden al explicar que, aunque el trabajo se multiplique ante la inminente salida de sus imágenes titulares a la calle, ser cofrade es una tarea que ocupa los doce meses del año. Desde las acciones de caridad, que son las que mayor peso tienen para ellos, hasta la organización de los cultos. A pesar de que existan funciones específicas, toda ayuda es poca y las manos de los cofrades se multiplican para arrimar el hombro para lo que sea.
Si algo queda claro en ellos es que todo el esfuerzo puesto en esta tarea se ve recompensado en el momento que ven todo preparado y, mucho más, si consiguen salir a la calle y completar su estación de penitencia. Después de semanas de trabajo, en la que es hoy ya la primera jornada de la Semana de Pasión, sólo queda mirar al cielo y rezar para que la lluvia no haga su aparición y deje lucir los resultados de su esfuerzo por las calles de Jaén.