Toni Leblanc
FERNANDO CUESTA GARRIDO desde Jaén. Poca gente conoce o ha conocido a Ignacio Fernández, solo sus familiares y amigos íntimos. Pero si hablamos, si pronunciamos el nombre de Toni Leblanc no cabe duda de que no pasa desapercibido. Todos le conocemos o hemos oído hablar de él. Toni Leblanc es el nombre que se ha caracterizado por dibujarnos una sonrisa en nuestra boca.
Su dilatada carrera interpretativa se convirtió en un icono del buen humor. También algunos de sus papeles hicieron que las lágrimas corrieran por nuestras mejillas, pero sobre todo nos proporcionó, con sus magistrales interpretaciones, magníficas tardes de cine y televisión. A sus noventa años su corazón ha dejado de latir. Su órgano vital no ha podido continuar bombeando la sangre de la vida. El ritmo que Toni ponía a su vida no pudo resistirlo su corazón. Se paró. Un paro que nos privará de disfrutar de la faceta más importante de un actor. Su experiencia. Nos ha dejado un actor fuera de serie, un actor que supo adaptarse a los nuevos tiempos. Un actor clásico, un personaje que no tenía como prioridad su caché. Su prioridad fue el público, su profesión y su compromiso por mejorar de forma continua su trabajo. Su naturalidad interpretativa ha sido la bandera, el estandarte para evitar que su carrera tuviera un final precoz. Su capacidad de trabajo fue extraordinaria. Ni siquiera un accidente grave de automóvil, con casi cuarenta operaciones postaccidente, pudieron con su profesionalidad. Se dice que Santiago Segura le facilitó la vuelta al “ruedo de la interpretación”, tras el accidente, pero creo que se equivocan quienes lo piensan. Toni regresó porque su vocación le empujaba a volver al escenario. No podía vivir sin su público y el público tampoco podía permitirse dejarle a un lado. Le premiaron, sus compañeros, a lo largo de su carrera, con dos “Oscar españoles”. Unas estatuillas que son muy escasas con relación a su gran aportación a la escena. Toni, nuestro Toni ha merecido algo más que dos Goya. Toni Leblanc se merecía el Oscar de la honestidad, de la generosidad. En un mundo tan complicado como el que rodea al cine o el teatro Toni ha sido un triunfador. No se conoce a nadie que se haya colocado frente a él. Su carácter ha sido un bálsamo para el ambiente donde él se desenvolvía.
A partir de hoy el mundo de la escena está mutilado. El gran espacio que ha ocupado Toni Leblanc, en el teatro y en el cine se queda sin luz. El telón de una vida se ha bajado. Un telón que deja un magnífico recuerdo y ejemplo a seguir de todos sus colegas.