Todos somos republicanos

Personalmente me parece poco riguroso el debate de moda a cuenta de la reciente abdicación del Rey. En el año 2014 en una España con plena alfabetización nadie que tenga algo de sentido común puede admitir la monarquía como sistema de gobierno, es decir, que una persona por el simple hecho de nacer en una determinada familia impregnada de algún designio divino y con más ramas en su árbol genealógico que un ficus centenario, pueda alzarse con un puesto con capacidad ejecutiva en la más alta magistratura del estado. Las monarquías tal y como se han definido históricamente no tienen cabida en ningún país democrático. Resuelto este debate cabría pensar por qué países con intachables democracias como Holanda, Noruega o Suecia se siguen autodefiniendo como Reinos.  Lo cierto es que se trata de un simple matiz que recuerda su idiosincrasia histórica pero en realidad ejercen como repúblicas. ¿Y España? Pues la verdad es que también, con excepción de la figura de un monarca meramente representativo nuestro país es una república. De forma que creo que mienten categóricamente los políticos que plantean la disyuntiva entre monarquía o democracia, como si careciéramos de esta última. Estoy a favor de un referéndum para poder decidir pero también a favor de que el debate no esté infectado de demagogia. Para mí el dilema debería centrarse en lo que es más útil para el pueblo, que tendría que votar si el primer embajador del país debe ser elegido en las urnas o quizás nos interesa que sea una persona sin filiación política que ha dedicado toda su vida a preparar dicha función, con la formación académica e idiomática adecuada y una notoriedad internacional que pueda ser ventajosa desde un punto de vista comercial y político en el exterior. Países como España debieran de replantearse  desechar está singularidad, teniendo en cuenta la innegociable necesidad de transparencia y vocación de servicio, igual es útil a una nación como la nuestra mantener ese referente histórico y figurativo sin que la calidad de nuestra democracia pueda cuestionarse lo más mínimo.

    01 jul 2014 / 22:00 H.