Todos con la Roja

Imbuidos ya del ambiente de la Roja, este sobrenombre no le gusta a alguna gente porque parece que nuestra selección es comunista. A la italiana se le llama Azzurra o a la francesa Les Bleus, sin que por ello sean del PP. Pero en España, que no estamos acostumbrados a sentir el orgullo nacional por obvias cuestiones históricas, nos cuesta identificarnos con nuestros colores. Poco futuro tendría la denominación La Gualda. Igual sucede con el himno.

    06 jun 2012 / 10:28 H.

    La polémica denota madurez democrática, y así se puede ver en otros países, como en Serbia, donde han echado a un jugador de la selección simplemente por no cantar —respetuosamente— el himno en un amistoso. Destitución fulminante. Viene esto al pelo para hacer una breve reflexión: cuando Esperanza Aguirre pide suspender el partido estamos ante medidas dictatoriales y totalitarias, autoritarias e impositivas muy peligrosas. Aquí todavía podemos pitar el himno, pero quién sabe. La pérdida de opinión colectiva, para aplaudir o protestar, por ejemplo un himno, está en relación con la pérdida de los espacios públicos a los que nos está sometiendo sistemáticamente el neoliberalismo del PSOE, con tibieza y cierta discreción, y el PP, con absoluto descaro y alevosía. No es que estemos politizando el fútbol sino que hay que saber hasta dónde llega la política, la economía —olvidándonos por un rato de todo lo que se mueve alrededor dentro y fuera del fútbol— para, también, saber disfrutar de un buen partido independientemente de nuestra ideología.

    Juan Carlos Abril es escritor