Testimonio de una maltratada: 'Siempre me sentí segura con las ayudas a las víctimas'

Irene Bueno/Jaén
Una jiennense víctima de malos tratos lucha, cada día, por pasar una página de su vida y abrir otro capítulo. En este renacer, reconoce, tiene un papel fundamental la labor que han desarrollado los profesionales implicados en la ayuda a las mujeres objeto de violencia doméstica.

    28 oct 2009 / 16:45 H.

    La protagonista de esta historia considera que lo importante no es nombre, ni sus apellidos, por eso prefiere mantenerlos en el anonimato, sino la desgraciada situación que le tocó vivir y la respuesta, en forma de dispositivo de ayuda y acompañamiento, que recibió de unos profesionales a los que quiere agradecer su labor y sus desvelos. Hace ahora dos años que el juez dictó la orden de alejamiento a su ex marido y ha culminado el plazo impuesto de medidas preventivas dentro del plan de ayuda que se ofrece a las víctimas de malos tratos.
    En este tiempo, ella se ha acostumbrado a recibir las llamadas periódicas para interesarse por su estado, la presencia de patrullas de la Policía que incluían el paso por su domicilio dentro de sus recorrido ordinarios y toda una serie de controles establecidos que asegura: “Me han hecho sentir siempre segura dentro y fuera de mi casa”.    
    En estos dos años, apunta, ha tenido dos ángeles de la guardia muy especiales y para ellos quiere tener una especial mención. Uno es Ramón, administrativo de la sección de Violencia de Género de la Comisaría de Jaén. Él era el encargado de realizar las llamadas periódicas y de acompañarla en sus visitas a los juzgados. La otra es Pilar, trabajadora de la empresa que se encarga de proporcionar y renovar los dispositivos de seguridad para las mujeres con orden de alejamiento como son terminales o teléfonos móviles.
    Esta jiennense no olvida tampoco la atención que recibió de los agentes de la Policía Nacional que la atendieron en el momento en el que existía un riesgo real para su vida y la de su hija. Explica que su caso no es diferente, por desgracia, al que sufren otras muchas mujeres. Después de 14 años de matrimonio y con dos hijos en común, la pareja se rompió. De eso hace seis años. Asegura que “el pronto” de su ex marido siempre fue muy malo y que llegó a romperse una muñeca y un tobillo al golpear paredes o muebles en las discusiones. Sin embargo, nunca le puso una mano encima, apostilla.
    Cuatro años después de separados, narra, un comentario malintencionado de un compañero de trabajo de su ex pareja desencadenó en él una reacción muy agresiva. Tanto que, después de mandarle un mensaje en el que le decía que la tenía que matar,  la persiguió por la capital de manera amenazante y se cruzó delante del coche que ocupaba su hija y ella con la intención de provocar un accidente.
    Afortunadamente, la Policía intervino de manera muy diligente y logró neutralizar y detener al agresor y poner a buen recaudo a las dos víctimas (madre e hija). Subraya:_“Él no sabía que esta acción de machismo sería la peor pesadilla de su vida”. Muy poco después se celebró un juicio rápido y el juez dictó orden de alejamiento y medidas de protección. El apercibimiento fue suficiente para escarmentar a su agresor.