Tesoros escondidos en la Capilla Nuestro Padre Jesús de Martos

Silvia Ruiz Díaz /Martos
Las obras de la capilla de Nuestro Padre Jesús concluirán a finales de junio. Durante los trabajos, se descubrió el esplendor que tuvo el templo en sus orígenes. Entre los hallazgos, destacan las pinturas de los frescos, baldosas romanas y una cripta en el sótano.

    10 jun 2010 / 11:26 H.

    La capilla de Nuestro Padre Jesús, uno de los monumentos más representativos de Martos, guarda “tesoros” que serán revelados a los vecinos antes de lo que esperaban. El arquitecto Santiago Quesada confirma que la obra estará terminada en unos quince días, es decir, a finales de mes. Sólo queda ultimar algunos detalles, como instalar los apliques de luz o la iluminación de la bóveda. La restauración de las pinturas, uno de los trabajos más laboriosos, concluyó ayer. Las tareas comenzaron en noviembre de 2008 y harán que la capilla recupere todo su esplendor. Uno de los descubrimientos, como explicó Quesada, fueron las pinturas, con ángeles, querubines y  adornos vegetales. También se halló pavimentación romana. “Confirma lo que Diego de Villalta escribió en el siglo XVI, y por ello se dejan a la luz un par de baldosas de mármol negro”, expresa. “Los frescos también están por todo el presbiterio. Los que están ahora son del siglo XVII, que dicen que los hizo un alumno de Alonso Cano”, afirma. Asimismo, frente a la entrada de la capilla, salió una hornacina que se encontraba tapiada, y apareció una ventana que había detrás del Nazareno. “Es un recurso barroco que hace un efecto de contraluz y que se mantendrá”, adelanta el arquitecto.

    Otro de los hallazgos es el de una cripta, donde se encuentra enterrada la familia Escobedo, que mandó hacer el templo, y los restos de varias monjas de un convento cercano al Ayuntamiento. La cubierta de madera del siglo XVII también fue restaurada y se tuvo que levantar todo el tejado, y obrar en la fachada.
    Por su parte, el párroco de Santa Marta, Francisco León, se mostró satisfecho del resultado obtenido. “Los trabajos fueron muy minuciosos y complejos, pero ya está prácticamente todo terminado. Creo que el momento de comenzarlos fue un milagro porque, si se hubiese dejado, con este invierno, las pinturas se hubiesen perdido”, considera. El sacerdote agradeció a todas las personas que colaboraron e hicieron donaciones a favor de esta obra tan representativa.