27 jul 2014 / 22:00 H.
El calendario sigue su ritmo y, ya con fecha para la próxima reunión entre el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el de la Generalitat, Artur Mas, convendría avanzar hacia un acuerdo que desbloquee la situación. Aunque la iniciativa, en todo momento, tanto sobre el debate del derecho a decidir como a la propia campaña por la secesión la ha llevado el polo independentista catalán, cada vez se alzan más voces que evidencian que la situación en Cataluña es más variopinta de lo que quisieran algunos. En este sentido, las encuestas que se suceden estos días ponen número al sentimiento y la orientación política y social sobre el debate. El propio sondeo de la Generalitat fija que un 45,2% defiende la independencia, mientras el bloque federalista y autonomista se eleva al 45,9%. En cada posición, a su vez, hay diferentes formas de enfocar la ruptura en un caso y la integración en el otro. De hecho, otros baremos periodísticos publicados esta semana también hacen hincapié en que la opción mayoritaria entre los catalanes sería la mejora de las condiciones de la relación con el Estado y blindar ciertas competencias económicas y tributarias. En este contexto, sin duda, se abre el debate sobre una tercera vía que si no interesa a ninguna de las “partes” quizá sea, por lo tanto, el mejor de los acuerdos. Los pragmáticos empresarios catalanes abanderan esta opción que se basa en un reconocimiento de Cataluña como nación, pactos fiscales, competencias en materia de hacienda y de lengua, entre otros requerimientos. De hasta donde esté dispuesto a negociar el Gobierno de Rajoy y de la siempre insatisfecha voracidad de los nacionalistas dependerá que los problemas crezcan o se reconduzca la situación.