Tejidos de luces y lunares para acompañar “zapateaos”

Quebranto trata de romper definiciones y desmontar conceptos aprehendidos. La idea de elegancia, que pocas veces va ligada a libertad —al estar más relacionada con la contención y la gracia a la hora de expresar sentimientos— se intuye en un espectáculo visceral, que parte de emociones primarias expresadas, sin paliativos, sobre un escenario en el que se derraman los sentimientos, sin atenuantes que conviertan el mensaje en algo fino ni delicado. Tanto, que en ocasiones lo que se vio en el teatro Darymelia parecía un espectáculo de locos. Muy elegantes, eso sí, con chaquetas de luces que se mezclaban con corbatas de lunares y vestidos de gitana tradicionales.

17 may 2014 / 22:00 H.


Quebranto es la función que presentaron en Jaén Antonio de Verónica y Saray Cortés, directores de una completa compañía flamenca que recorre el país con espectáculos innovadores, una puesta en escena multidisciplinar y atractiva por la soltura, solidez y juventud de los intérpretes pero con un aroma a tradición penetrante, tanto por la estética de la propuesta como por los derroteros que siguen los mensajes que claman desde el escenario. Quien busca flamenco, lo encuentra en sus diferentes versiones.
Para cada una de sus funciones cuentan con una artista invitada, que cobra protagonismo sobre el resto de la compañía. En esta ocasión fue la jiennense Nerea García, a quienes brindaron la oportunidad de triunfar en casa. La joven, que comenzó sus estudios en la escuela de danza de Raquel Damas y que actualmente es alumna de los protagonistas del cartel, hizo de anfitriona antes y durante el espectáculo. De hecho, De Verónica ofreció una clase magistral en esta academia antes de su función, cuyas alumnas asistieron al espectáculo.
Fue, sobre todo, baile. El cuadro flamenco de la compañía de De Verónica hizo un buen acompañamiento, con minutos de oro para cada uno de sus componentes, pero el plato fuerte fue la danza, a través de las actuaciones del bailaor y de Cortés. Hubo bailes individuales, atractivos pasajes en pareja y otros en grupo, como si la clase magistral siguiera horas después de que sonara el timbre. El público aplaudió con gusto el final, rematado por todos los bailaores.