Tarjetas negras
No sé aclarar por qué extraña conexión vino al amanecer de mi prodigiosa mente, en este tranquilo día de otoño veraniego, aquello que mil veces escuché hace muchísimos años de “¿En manos de quién estamos?”. Y a lo que se ve lo sabían y respondían perfectamente. Hoy los tiempos han cambiado y se han vuelto del revés, la generalidad de las manos ha desaparecido y modernizándose se han mutado en tarjetas negras. Tarjetas ya no de crédito, tarjetas de robo y avaladas por el prestigioso poder democrático que, con tanta ilusión y esperanza, construimos y que todo indica que se ha echado un tanto a perder.
Arriba, abajo, en circulo circular y en todos los espacios la contaminación del saqueo del dinero del pueblo se extiende y ya no es que cada día aparezca un nuevo pecador, ya es que en cualquier momento sale a la luz el menos pensado. ¿Pero esto qué es? Sí, ya se que es robar por parte de gentes, por de alguna manera llamarlos, conectados al Estado. ¿Y qué pasa? Pues no pasa nada. Se quedan con el dinero, si los meten un día en la cárcel, al otro los echan y al juez que lo mandó lo echan de la carrera. Nos enteramos de cómo vivían y siguen viviendo a costa de nosotros. Nadie da la cara. Cada día más. Debemos pensar en que “Podemos” acabar con esto. Siguen viviendo con el mismo más que lujo, en libertad y se ríen del pueblo. Ellos verán y nosotros aguantaremos que nos escupan haciendo lo que les da la gana.