'Storytelling' y el marketing político
El Marketing es la ciencia o arte de satisfacer las necesidades de los clientes y obtener —al mismo tiempo— ganancias. Aplicado a la política, el cliente sería el votante y las ganancias, las ganancias ustedes se las pueden imaginar.
Los gabinetes de comunicación y marketing sustituyeron a “El príncipe” de Maquiavelo como elemento de consulta del político de turno y no hay tal que se precie que no tenga uno a su disposición. Nunca entenderé por qué el libro de cabecera político es éste y no “ El principito” de Saint-Exupéry. Por eso las cosas van como van. Desde la campaña de Obama en 2008 , el marketing político se realiza de forma diferente. La vida de la gente esta llena de historias diferentes y el ideólogo David Axelrod— uno de los directores de campaña de Obama— creó todo un entramado logístico por medio de lo que los americanos llaman la técnica de las “storytelling”. La campaña de Obama con el slogan ya conocido “yes we can” se basó en este método o esta ciencia o arte que deja al marketing político, como decimos, “en pañales”. Así, la política nos inunda de historias, mas aún en las campañas electorales, que no son verdad, pero que son creídas, gracias a la técnica con las que se formulan, donde intervienen estrategias de comunicación, divulgación y distorsión de cualquier mensaje discrepante. Puede que nos convenzan de que luchar contra el despilfarro en el gasto público, es lo mismo que denostar el déficit público como estrategia económica frente a las crisis. Incluso es posible que lleguemos a pensar que las personas que se manifiesten libremente ejerciendo ese derecho constitucional, realmente están manejadas, son por naturaleza violentas o como poco, son unos insolidarios y no saben lo que hacen. Nos creeremos que podemos solucionar el problema del paro sin solucionar su origen financiero, solo recortando derechos a los trabajadores y favoreciendo la desregularización. Historias y más historias, amparadas en la ventaja de no tener que sustentarlas con hechos o sin necesidad de constatación. Pero el marketing es así y cada persona reflexionará y se creerá cada historia según su cultura, su ideología o su saber entender. En esta cuestión electoral algo si debemos tener claro, los únicos que nunca mienten son los votantes al depositar el voto. Dice José Antonio Marina en su libro “El Vuelo de la Inteligencia” que conseguimos ser libres cuando obedecemos las órdenes inteligentes que nos damos nosotros mismos. Es decir, las que han sido fruto de una deliberación que tiene en cuenta lo que deseamos. Yo añado que no hay nada más penoso e infeliz, que vivir toda la vida anclado en las consignas dogmáticas de una organización o ideología, sin mirar a nuestra inteligencia interior, quien la quiera usar, claro. Ángel Menéndez es economista