Soy funcionaria de carrea
Con septiembre, llega el adelanto inequívoco de que el otoño y el invierno se aproximan. Vuelven a clase no solo los niños y los adolescentes, también lo hacen los jóvenes universitarios. Para una importante parte de la población, el año empieza ahora, con el curso escolar. Cuando desde distintos medios de comunicación, ya se nos pinta el año 2015 como apocalíptico, es inevitable mirar alrededor para ver cómo, en realidad, el apocalipsis podría evitarse.
A la misma velocidad que crece el número de pobres crece el número de ricos, y en la enseñanza este abismo se nota mucho. Este es el año de bajada de sueldo de los profesores, los más atrevidos ya hemos pedido que nos hagan las cuentas para saber que perderemos el 25% de nuestro poder adquisitivo y, aunque la OCDE diga lo contrario, todos los sueldos de los profesores universitarios han bajado los últimos años, si bien es cierto que este golpe va a ser el definitivo. El sueldo base de un profesor es inferior a 1.000 euros, cobramos más los que tenemos complementos y suplementos de carácter nacional o autonómico, que no somos todos.
En estos momentos se habla de que entre los dos miembros de la pareja tendrán un sueldo o de que la gente vuelve a la casa paterna, hechos ambos conflictivos cuando estamos trabajando, y más horas de lo que veníamos haciéndolo hasta ahora. Lo que esconden los políticos es que trabajamos para vivir y en tanto que el objetivo es ese, recibir sueldos, en algunos casos simbólicos, realmente no sirve para mucho. Sumamos la subida de luz, agua, IBI… todo sube, hasta las hipotecas en las revisiones anuales o semestrales. Yo doy clases, investigo y tengo cargos de gestión, no me he puesto detrás de una ventanilla a recibir gente nunca. Yo soy funcionaria de carrera. Si la sociedad sigue en su infinito desconocimiento atacándonos no puedo decir más que podría retirarme si me dedicara a denunciar a la enorme cantidad de gente que conozco que no declara sus ingresos reales a Hacienda, que ellos son los que realmente están matando de hambre a los pobres y haciendo que la enseñanza de sus propios hijos se hunda.
A la misma velocidad que crece el número de pobres crece el número de ricos, y en la enseñanza este abismo se nota mucho. Este es el año de bajada de sueldo de los profesores, los más atrevidos ya hemos pedido que nos hagan las cuentas para saber que perderemos el 25% de nuestro poder adquisitivo y, aunque la OCDE diga lo contrario, todos los sueldos de los profesores universitarios han bajado los últimos años, si bien es cierto que este golpe va a ser el definitivo. El sueldo base de un profesor es inferior a 1.000 euros, cobramos más los que tenemos complementos y suplementos de carácter nacional o autonómico, que no somos todos.
En estos momentos se habla de que entre los dos miembros de la pareja tendrán un sueldo o de que la gente vuelve a la casa paterna, hechos ambos conflictivos cuando estamos trabajando, y más horas de lo que veníamos haciéndolo hasta ahora. Lo que esconden los políticos es que trabajamos para vivir y en tanto que el objetivo es ese, recibir sueldos, en algunos casos simbólicos, realmente no sirve para mucho. Sumamos la subida de luz, agua, IBI… todo sube, hasta las hipotecas en las revisiones anuales o semestrales. Yo doy clases, investigo y tengo cargos de gestión, no me he puesto detrás de una ventanilla a recibir gente nunca. Yo soy funcionaria de carrera. Si la sociedad sigue en su infinito desconocimiento atacándonos no puedo decir más que podría retirarme si me dedicara a denunciar a la enorme cantidad de gente que conozco que no declara sus ingresos reales a Hacienda, que ellos son los que realmente están matando de hambre a los pobres y haciendo que la enseñanza de sus propios hijos se hunda.