¡Son unos populistas!
Los representantes de los partidos políticos tradicionales (esos a los que Pablo Iglesias llama “casta”) se han empecinado en explicarnos qué es populismo.
Ni media palabra más; estos señores tienen estudios, están preparados y, por tanto, hemos de hacer caso y tomar “populismo” como ese acto que consiste en prometer 600 euros mensuales para aquellos ciudadanos en exclusión social; o a esa otra proclama que pide auditar la deuda y pagar solo la parte que verdaderamente ha contraído el país. Perfecto; lo entendemos. Ya sabemos en qué consiste el “populismo”. Basta con que nos lo digan una vez. Pero, y ahora, ¿no sería ideal que explicaran también cómo hemos de denominar a los 2.500 euros del cheque bebé que primero impuso y después finiquitó Zapatero? ¿Tal vez como medida electoralista? ¿Falta de cálculo? Resulta cuanto menos curioso que el pueblo llano, sin tanta preparación, crea que esa medida, carente de cualquier exigencia o criterio, hubiera mejorado y perdurado en el tiempo con el simple hecho de establecer unos requisitos mínimos, y no dejarla en flor de un día (o de urna). E incluso cabría preguntarles si esa ayuda a la natalidad o la ley de dependencia no conforman una deuda soberana. Nos van a responder no hay dinero para todo y que en algún momento hay que ponerle techo al Estado del Bienestar. Pero, ¿de verdad hemos de creer, a estas alturas, que todo lo que ha pasado y está pasando se debe a la burbuja inmobiliaria? ¿Es populismo preguntar cuántas empresas se pueden crear o reflotar con los 15 millones de euros de las tarjetas “Black”, o con los 50 de Bárcenas, o con el dispendio de la Junta de Andalucía, en el caso de los ERE? Pujol, Gürtel, cursos de formación, Urdangarín… Y hasta los puentes de Calatrava. Las caras de Bélmez se quedan en nada. El misterio se encuentra en la cara de nuestros políticos. ¿Cómo es que no se sonrojan? Ellos han sido los escribientes de las instrucciones del juguete; y los que se han obstinado en hacerlo girar hacia el lado contrario al correcto; los que lo han roto. ¡Carajo! Y ahora, según parece, lo que procede es apartarnos y permitirles arreglarlo. ¡Populistas!