¿Son galgos o podencos?

De vez en cuando se me viene a la cabeza aquella fábula aprendida en la escuela. La de las dos liebres que, viendo venir a lo lejos una jauría, se extasiaron discutiendo si eran galgos o podencos. Hasta que distraídas en su disquisición fueron alcanzadas por los perros. A estas alturas cada vez tengo más claro que la forma de la Jefatura del Estado es algo secundario en una Monarquía Parlamentaria, en la que la soberanía reside en el pueblo. Está claro que repele, al menos a mí, una sucesión dinástica a estas alturas de la película. Pero también sé que la República no traería más democracia, ni menos corrupción, ni más transparencia. Mienten a sabiendas quienes contaminan el debate afirmándolo. Como se exceden quienes dicen que Juan Carlos I nos trajo la democracia. Además, esas simplificaciones tan poco pedagógicas las descartan, casi de inmediato, la mayoría de los ciudadanos. Por burdas y maniqueas. Hay estados monárquicos con profunda calidad democrática y repúblicas que son dictaduras más o menos encubiertas, corruptas y oligárquicas. Pero claro, distraídos en estos afanes y en el sin vivir de que no haya referéndum sobre tan urgente cuestión, nos acaban de colocar la enésima, una pseudoreforma fiscal que es un atropello más y que consagra que en nuestro país cuanto más tienes menos pagas. Al mismo tiempo se gravan las indemnizaciones por despido de los trabajadores. Cornudos y apaleados. Además tendremos más déficit, lo que justificará más recortes. Y mientras tanto el PSOE en lo suyo, IU a ver como se despoja de los tics de la vieja guardia, CIU en caída libre por la brecha abierta. Cada cual en su ombligo mientras el PP sigue destejiendo, Penélope incansable, la manta del Estado de Bienestar. ¿Y Podemos? Bueno ya se les han tirado en tromba, como era de esperar, insidias incluidas. Lo que hace falta es que dejen los mantras y los eslóganes fáciles y se arremanguen. Están teniendo sus primeros tirones por cuenta de cómo organizarse y, en el fondo, poco han avanzado más allá de si son galgos o podencos. Pero el año que viene no es, electoralmente hablando, año para fábulas. 

    24 jun 2014 / 22:00 H.