Solo Castella se salva del naufragio

PLAZA DE TOROS DE SANTA MARGARITA
Ganado: Se lidiaron seis toros de Salvador Domecq y un sobrero de Julio de la Puerta. Tuvieron una presentación correcta. Los de Domecq se mostraron flojos y con muy poco fondo. Además, el quinto y el sexto tuvieron mala condición. El segundo fue devuelto por falta de fuerza. En su lugar salió un toro de Julio de la Puerta que hacía cosas de descoordinado. El mejor fue el tercero, pero se apagó pronto.
Toreros: Juan José Padilla, saludos desde el tercio y palmas.- El Fandi, saludos desde el tercio y saludos desde el tercio.- Sebastián Castella, dos orejas y silencio.

29 ago 2014 / 10:49 H.


Incidencias: Primera corrida de abono de la Feria de San Agustín de Linares organizada por la empresa 3 J Jaén Toros. Hubo un cuarto de plaza. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete” en el 67 aniversario de su cogida mortal.

Castella y nada más en el desastre ganadero de Salvador Domecq. Con una corrida así, se puede hacer muy poco. Toros justos de fuerza y con poco fondo. Además, el quinto y el sexto fueron “pájaros” de peligro sordo.
Sebastián Castella y un toro de nombre Cantaor fueron el “paracaídas” que evitó que la tarde fuera de tremenda desilusión. El astado tenía una arrancada alegre, era pronto y llevaba emoción. Castella lo vio pronto. Lo paró a la verónica sin demasiado lucimiento, pero luego fue ovacionado tras un quite por chicuelinas. A Castella le gustan las embestidas largas y el toro la tenía. Por eso, sabiendo que pronto se iba a acabar, se puso en los medios y citó al animal, que galopó desde el burladero. Hizo un ajustado pase cambiado por la espalda. Lo enganchó por delante y otra vez por detrás. El tendido se calentó. Avivó la caldera con unos molinetes para llevarlo largo con la derecha. Ni lo templó, ni lo cargó en la cintura, pero se lo pasó cerca. Era suficiente para que el público disfrutara. Castella sabía que tenía tres o cuatro series. Y así fue. El toro de Salvador Domecq sacó a relucir la falta de fondo y se paró. Entonces, Castella se arrimó como si su vida no valiera un duro. Se la jugó de verdad hasta el punto de que en un parón el toro lo cogió. Le levantó las zapatillas de la arena y lo zarandeó, pero no le pegó la cornada.

Siguió en el sitio y hasta empujaba con los muslos los pitones. Lo mató bien y cortó las dos orejas, que le abrieron la puerta grande. Con el sexto, tuvo pocas opciones. Se quedó cortó en la muleta y se orientó. Estuvo cerca de cogerlo del pecho, por lo que solo pudo estar delante y dejar algún muletazo suelto. Castella salvó la tarde, pero sin que el aficionado se partiera la camisa.


El Fandi tuvo un lote imposible. A su primero lo recibió con dos largas cambiadas de rodillas. Demostró poca fuerza y fue sustituido. Salió un sobrero de Julio de la Puerta que parecía estar descoordinado. No tenía mala condición, pero el animal no podía. El quinto también fue malo. Lo recibió a la verónica de rodillas y transmitió en el segundo tercio con pares dejando correr mucho al toro. Se sentó en el estribo para comenzar el trasteo. El toro aguantó más, pero el diestro no estuvo tan firme como Castella. Tal vez, por eso el animal empezó a dar más complicaciones. No obstante, parecía que tenía menos calidad. Se quedaba corto y lo buscaba. Nada de nada. Padilla tuvo un primero sin fuerza. El astado era soso y no tenía emoción. Tampoco el jerezano se empleó demasiado. El cuarto era manso, pero el Ciclón trajo poco aire a Linares. Se arrancaba con violencia, pero estos toros también tienen su lidia. Doblarse de pitón a rabo tiene su estética. Padilla, en vez de hacerlo, se cabreó por la mala fortuna en el sorteo. Vio el lote imposible y abrevió. Fácil no fue, pero sí para un poco más. El público se enfadó con los toros y con razón. Si no llega a ser por Castella, la tarde hubiera sido un petardo de campeonato.​