Sobre los valores instrumentales
Es este un tiempo de cambio de paradigma. Nuestros valores intrínsecos, los que tienen un valor por sí mismos, los que se anclan en la ideología, en el ser más abstracto, han dejado paso a los valores instrumentales, esos que se miden por el valor que aportan sus resultados,
por las unidades monetarias que retornan. Un conjunto de valores meramente instrumentales infravalora al individuo, lo empobrece, así como a la sociedad en la que se ubica. Vivir entre valores instrumentales imposibilita a la persona a indignarse, a luchar en las crisis, neutralizando sus necesarios procesos de debate críticos. Cuanto más peso tengan los valores instrumentales en nuestro entorno menor será nuestra calidad de debate, de crítica activa. Una sociedad anclada en valores instrumentales transformaría el debate hacia una simple discusión técnica, donde el centro fuese la búsqueda de la maximización del beneficio propio, optimizando la parte operativa y minimizando la social. Esa sociedad sería inhumana, reactiva, productiva pero no distributiva ni igualitaria. Ahora, en tiempos de catarsis, nos estamos dando cuenta que el individuo ha sido adoctrinado para perder su capacidad crítica, para dejar de preguntarse por lo que ocurre en su entorno desde una visión denunciante, resistente e indignante. Ahora se encuentra a merced del que dicta su destino: si se reducen las conquistas sociales de nuestros abuelos, para qué hacer nada; si se eliminan los reductos institucionales que dificultan la existencia de escenarios de exclusión social, miramos hacia el pan y el circo. Volvamos a tener capacidad para indignarnos.
Tomas Boyano es economista