Sobre el aborto

Me dice mi compañera que no me meta en opinar sobre el parecer, porque para un hombre es algo complejo el hacerlo con objetividad. Y tras pensarlo, creo que lleva toda la razón. Porque los hombres no nos quedamos embarazados 9 meses, como mínimo. Ni sabemos los cambios que en nuestro cuerpo se producen, ni los inconvenientes que algunos de ellos acarrean. Porque los hombres no tenemos el instinto maternal tan desarrollado como ellas.

    13 ene 2014 / 12:10 H.

    No conozco a ningún hombre que confiese que necesita ser padre para sentirse realizado. Y si lo hay, que seguro que sí, lo engrandece. Porque los hombres cuando “ponemos nuestra semillita”, no estamos pensando, casi seguro, en el color de los ojos, o del pelo, o si será niño o niña, o que tenga el carácter de tal o cual. Porque los hombres, como mucho, llegamos a bajar al paritorio y estar con ella, pero no estamos ahí, pariendo a un nuevo ser, el que será nuestro hijo/a. Porque los hombres, después, tampoco tenemos otra reestructuración hormonal del carajo, larga como cantara Sabina de cuarenta días y 500 noches. Porque los hombres, por mucho que nos empeñemos, el recién nacido busca el olor, la piel, la voz, el cariño de ese ser más grande que lo ha llevado dentro más de doscientos días. Porque los hombres, no somos los primeros en levantarnos cuando nuestros hijos lloran, enferman o se desvelan. Porque todas estas circunstancias que uno intentan escribir de forma más o menos agradable, se pueden tornar insufribles y, al menos para mí, tremendamente injustas, en el caso de una maternidad no consentida, o no deseada; o de igual manera, en el caso de un peligro diagnosticado para la madre. En definitiva, porque tenemos naturalezas diferentes y complementarias, estamos abocados al consenso y al acuerdo, para generar vida. Y no podemos andar imponiendo en este tema, nada a nadie, como parece pretender ahora el gobierno de la nación —que no el PP, que a la vista está las diferencias en sus filas—. Menos aún cuando de un tema moral en el ámbito privado se trata. Ni que una menor con 16 años, decida abortar sin autorización de sus padres; ni lo que ahora pretenden hacer desde la derecha más reaccionaria de nuestro país. Que no es ni más, ni menos que imponer la moralidad de una minoría sobre la de una mayoría. Con el agravante de que la decisión, como casi siempre, la van a tomar hombres.
    Francisco José Campaña es maestro