Sobran etiquetas para un genio

A las 21.12. En esa capicúa hora sonaron las primeras notas de la Partiture Philharmonic Orchestra. Comenzaba su estreno y el éxito ya se intuía. Con las entradas agotadas desde días antes, la expectación era máxima. No en vano, la forman catedráticos y profesores de los conservatorios de Jaén, Granada y Córdoba con la dirección de Juan Paulo Gómez Hurtado.

31 oct 2014 / 10:53 H.

 

Esa fue una de las claves de esta nueva cita del Festival de Otoño, dentro de los considerados grandes espectáculos, la otra: Ara Malikian, uno de los mejores violinistas del mundo en la actualidad. Pero antes de que el libanés subiera al escenario, la “Philarmonic” tenía por delante una intensa primera parte del concierto: La Obertura de Las Bodas de Fígaro, KV 492 y la Sinfonía número 40 en Sol menor KV 550, ambas de Mozart. Sin duda, dos piezas reconocidísimas hasta para los oídos menos habituadas a la clásica. Y si algo faltaba en esta puesta en escena, la de una gran orquesta con enormes profesionales y un público que llenó el teatro expectante —llegó, incluso, un autobús desde Bailén con alumnos de una de las violinistas— era el espectáculo visual que acompañó al concierto. Una proyección sobre el fondo del escenario y los laterales del teatro de elementos visuales que acentuaban la música para hacer del concierto una placentera experiencia sensorial no solo para el oído. Estos estaban creados por Alejandro Gómez, profesor de Composición con Medios Audiovisuales del Conservatorio Superior de Música Victoria Eugenia de Granada. Media hora larga después, llegaba el descanso y, con él, el final de la cuenta atrás para ver, de nuevo, sobre este escenario, a Ara Malikian.

Seguramente muchos, cuando tan solo llevaba un minuto el violinista en el escenario, entendieron el porqué de su éxito. Tiene la personalidad que hace de un virtuoso, un genio. Rompe la rigurosa etiqueta de una orquesta, no va de negro ni lleva pajarita, simplemente, unos sencillos vaqueros, una camisa y su inconfundible melena. Pero también deja de lado las reglas esas de que “en un concierto de música clásica, los músicos no hablan”. A viva voz, con el castellano perfeccionado en los 15 años que lleva en España, quiso presentar qué era lo que iban a escuchar allí minutos después. Era el Concierto para violín y orquesta en Re Mayor Op 61 de Beethoven. “Un concierto muy especial, el primer gran concierto para violín que se compuso”, explicó. “Lo hizo para su amigo, el que tras el estreno dejó de serlo”, comentó y sacó unas sonrisas al público. Y es que Beethoven se enfadó mucho cuando, en medio de los 90 minutos que dura, su amigo improvisó otra pieza propia para lucirse.

Y arrancó la música, las proyecciones y los solos del genio del violín. Un padrino de lujo para la Partiture Philarmonic Orchestra.