Sintonía para intentar negociar la deuda de la almazara de Higuera
Nuria López Priego/Jaén
Persiguen un mismo objetivo: “que los cosecheros no pierdan”. El abogado del 70% de los olivareros afectados por el cierre de la almazara de Higuera, y el del propietario se reunieron, ayer, para buscar una solución a esta quiebra, que deja un débito de alrededor de 1,3 millones. Los cosecheros pretenden la dación de la fábrica en pago.

Persiguen un mismo objetivo: “que los cosecheros no pierdan”. El abogado del 70% de los olivareros afectados por el cierre de la almazara de Higuera, y el del propietario se reunieron, ayer, para buscar una solución a esta quiebra, que deja un débito de alrededor de 1,3 millones. Los cosecheros pretenden la dación de la fábrica en pago.
“Es posible que lleguemos a un acuerdo en dos o tres días”. Durante una hora y media, y con buena predisposición por ambas partes, el representante legal del 70 por ciento de los cosecheros y el del propietario de la Fábrica de Aceites San José y San Cayetano, Carlos María Barranco y Enrique Gracia, respectivamente, abordaron las posibles vías de negociación de la deuda, con el fin de “que los cosecheros no pierdan y que se llegue a un buen acuerdo”, manifestó Gracia. Los olivareros buscan “la dación de la fábrica en pago de la deuda”, explicó Barranco Zafra. Pero, para llegar a esta solución, el letrado de Fuentes Ibáñez debe entregarle antes la documentación que el abogado de los cosecheros ya le requirió el miércoles pasado y que, ayer, todavía no había facilitado.
Se trata de datos económicos relativos a la hipoteca de la fábrica —600.000 euros, de los que el empresario sólo sufragó 40.000—, los créditos pendientes y las cargas que pesan sobre la maquinaria de la fábrica, que ascienden a unos 50.000 euros, según Barranco Zafra. Una documentación que Enrique Gracia aseguró, ayer, a este periódico que entregará hoy mismo. Con ella, Barranco adelantó que, de haber consenso entre los afectados, se procedería a preparar la escritura de dación de la almazara. De esta forma —explica el abogado—: “Todo el que quiera satisfacer su crédito a cambio de la fábrica, firmaría la escritura de compra-venta y tendría una cuota en propiedad”. Esta se calcularía sobre el cien por cien de los firmantes y en función de la deuda contraída con cada uno.
Los cosecheros también se adelantarían, así, a Cajasol. La entidad bancaria tiene un crédito preferente, “ya hay un recibo de intereses impagados y podría ejecutar la hipoteca en un momento dado”, indica Barranco. Los que no suscriban esa escritura, podrían aceptar el pago hipotecario que ofrecía Fuentes Ibáñez. Cobrarían en diez años sin intereses, con pagos semestrales.