'Sinmiescudo'

Comiencen estas líneas con un 'Se Busca' en toda regla. Dícese llamarse 'Sinmiescudo'; a veces, señor Nortier. Es un individuo varón, jiennense —para más señas, de un pueblo de Jaén—, atorrante, buscabocas y balandrón, que habla lo que piensa sin pensar lo que habla, quizá porque se esconde, libre él, detrás del escudo de Clint Eastwood.

    15 oct 2012 / 16:56 H.

    Es lo que tiene Twitter. Que es capaz de poner el mundo del revés y hacer que un gañán rojeras y lenguaraz se pueda convertir en uno de mis antihéroes. Ya en 1976 un tal Metcalfe formuló una ley que decía que el valor de una red de comunicaciones aumenta de forma proporcional al cuadrado del número de usuarios del sistema. Esto que hoy en día puede parecer una observación más o menos obvia, fue un bombazo cuando surgió la burbuja de internet, y de hecho, hizo ganar mucho dinero a multitud de empresas. Pero no es por el valor monetario por lo que traigo esta pedantería a colación, sino porque casi treinta años después, la red de comunicación por excelencia, internet, ha permitido una democratización de la información que nos transforma en receptores y productores de pensamientos plasmados. Y llámenme ingenua, pero a “esta que lo es”, que ha moceado a golpe de cartero, todavía le resulta asombroso poder enviar y recibir ciertos impulsos vibratorios que mágicamente la conectan, y cuyo valor principal es hacerle sentir que forma parte de un todo. Sin embargo, soy consciente de que no todas las personas estamos preparadas para sentirnos conectadas. Puede que la culpa la tenga el hecho de que los humanos solo podamos aprehender los cambios graduales propios de la selección de las especies, porque de lo contrario nuestro cerebro convence a nuestro sistema inmunológico para que se degrade rápidamente, Pero lo cierto es que alguna gente se está enfrentando a los problemas del siglo XXI con una mentalidad del siglo XIX. De hecho, hay quien considera imposible que miles de personas se manifiesten, por ejemplo, a las puertas del Congreso de los Diputados, sin que nadie los haya convocado a través de las televisiones. Y  mucho menos, entienden qué es lo que lleva a una muchedumbre a abandonar la seguridad de sus casas, cruzar medio país y plantarse frente a las puertas de la democracia para preguntar a sus habitantes dónde están las soluciones y dónde, el cambio que tan efusivamente les prometieron. Y como no lo entienden, las personas de orden; de “orden público”, demonizan a esa muchedumbre y andan en busca del manifestante, como yo en busca de “Sinmiescudo”. Que a esto venía hoy aquí; a hablar de mi libro. Bueno, en este caso a hablar de un desconocido. Antes, me hubiera limitado a carcajearme con la tele de fondo, ahora pongo un tuit.

    Sofía Casado es licenciada en Derecho