Singulares testigos de la historia enraizados en Jaén
Pepi Galera
Son testigos de la historia que hunden sus raíces en lo más profundo de la identidad de los pueblos. Sólo unos pocos han podido resistir al paso del tiempo y hoy son ejemplares singulares, auténticos monumentos naturales, de gran tamaño y longevidad. Jaén, con su rico patrimonio natural, guarda árboles milenarios y únicos, algunos entre los más destacados de Andalucía.

Son testigos de la historia que hunden sus raíces en lo más profundo de la identidad de los pueblos. Sólo unos pocos han podido resistir al paso del tiempo y hoy son ejemplares singulares, auténticos monumentos naturales, de gran tamaño y longevidad. Jaén, con su rico patrimonio natural, guarda árboles milenarios y únicos, algunos entre los más destacados de Andalucía.
Muchos poseen características que les confieren una especial singularidad, destacando así del resto de su misma especie, bien sea por adoptar una forma poco habitual, tener una avanzada edad, poseer dimensiones excepcionales, adquirir un alto valor paisajístico, localizarse en lugares poco habituales para su especie, por su historia o tradiciones populares, o sencillamente por su rareza, constituyendo de esta manera ejemplares representativos. La Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía se propuso, en el año 2002, elaborar un registro de este patrimonio natural, trabajo del que nació, en 2004, la publicación “Árboles y arboledas singulares de la provincia de Jaén”, en la que se incluyen fichas con los datos de cada uno de estos monumentos naturales y las fotografías que ilustran este reportaje. Una campaña de participación ciudadana, bajo el lema “Encuentra tus raíces”, sirvió de gran ayuda para conseguir este ambicioso objetivo en todo el territorio andaluz, ya que la respuesta fue sobresaliente.
A la hora de definir un árbol como singular, la antigüedad es uno de los criterios que más peso tienen. Entre los catalogados en Jaén, el Quejigo del Amo o del Carbón, en Valdepeñas de Jaén, es el “abuelo” de la provincia. Aunque no se conoce su edad con seguridad, se estima que está entre los 500 y los mil años. Al mismo tiempo, es Monumento Natural ya que se trata de uno de los de mayores dimensiones de Andalucía, consecuencia directa de su edad. Situado muy próximo a un camino que rodea el pantano del Quiebrajano, debe su denominación a la peculiar fisionomía que adquirió por las constantes podas que sufría para obtener de sus ramas carbón. Hermanado con este, está el Quejigo del Amo, ejemplar singular por la gran proyección del vuelo de su ramaje, superior a los 800 metros cuadrados. Se denomina así porque sus antiguos propietarios, según se cuenta, solían descansar y refrescarse bajo su sombra y nunca permitieron que el árbol fuera podado. Otra versión dice que su propietario decía continuamente que el árbol era suyo, por lo que se quedó con Quejigo del Amo.
La Encina de Cabra del Santo Cristo, con sus más de 400 años, es otra de las veteranas plantas jiennenses, seguida muy de cerca por el Acebuche de las Hoyas, de La Iruela, con sus más de 350 años. Destacables son, por otra parte, los ejemplares del Pinar de Puerto Llano, en Quesada, que rozan el milenio. Este paraje está catalogado como arboleda singular. Hay que detenerse, al hablar de árboles milenarios y centenarios, en el olivo, seña de identidad de la provincia. Tres siglos de historia ha visto pasar el Olivo de Fuentebuena, en Beas de Segura, que fue declarado monumento nacional por la Unesco e inscrito en el Libro de los Records Guiness, un prodigio de la naturaleza que impresiona por su tremenda envergadura y su tronco, que no puede ser abrazado por cuatro personas. Martos acoge en su término municipal otros olivares centenarios, verdaderos monumentos de la Ciudad de la Peña. Los Olivos del Llano de Motril, por ejemplo, constituye un bosque de 82 hectáreas de esculturas naturales de más de 500 años, según la publicación Olivos monumentales de España. Algo más jóvenes son los Olivos de la Finca Robles, de unos 400 años de antigüedad.
Una peculiar historia es la de La Estaca Grande, también en Martos. Aún hoy en plena producción, vio nacer a la abuela del actual propietario y dio cobijo a su familia durante la Guerra Civil. A lo largo de este periodo, su generosa copa albergó a amigos y familiares durante los bombardeos y sirvió de techo, cocina y lugar de costura.
Otro de estos singulares ejemplares da la bienvenida a los viajeros que llegan a Andalucía por Despeñaperros. En la aldea de Arroyo de los Ríos, en el término municipal de Guarromán, está el Eucalipto de Arroyo de los Ríos, único por dos razones: su extraordinario tamaño y su grosor. Sus 35 metros de altura permiten que los viajeros lo vean desde la misma autovía. Además, gracias a los siete metros de grosor de su tronco, este eucalipto es el más grueso de los árboles inventariados en la provincia de Jaén.
En Jaén, los árboles más altos son el pino Galapán, en el término de Santiago-Pontones, con 39 metros de altura, comparable con un edificio de 10 pisos. Está coronado por una copa de 18,25 metros de diámetro y su tronco mide 5,40 metros. Se calcula que tiene unos 420 años. En altura, le siguen el pino del Abuelo, en Cazorla, y el pino laricio del Río Madera, de Segura de la Sierra, ambos con 38 metros. Sin dejar esta especie, cabe destacar el denominado pino Félix Rodríguez de la Fuente, en Cazorla, que tiene una proyección de copa de 400,55 metros cuadrados y 24 metros de altura. Es llamado así porque sus proximidades fueron escenarios de varios capítulos de la famosa serie que dirigió el afamado biólogo, “El Hombre y la Tierra”. Denominación curiosa tiene también el Pino de la Misa. Se le conoce así porque era el lugar de reunión de los vecinos de los cortijos de la Sierra de Cazorla para celebrar la eucaristía, por la dificultad para desplazarse a otros lugares. El Pino de Valdecuevas, por su parte, presenta una oquedad en su tronco en forma de cueva, ya que los pastores extraían la tea para calentarse. Peculiar es también el caso del Pino El Pulpo. Tiene ocho ramas entrelazadas—las mismas que patas tiene este animal, de ahí su nombre— que surgen al ensanchar su corto tronco. Este singular ejemplar está en el paraje de Pino de las Cruces, en el término de Quesada.
Los árboles con más proyección de copa —la superficie que ocuparía en el suelo— son la Encina de la Beata, con 742,20 metros cuadrados, y el Quejigo del Amo, con 824,67, localizados ambos en el término municipal de Valdepeñas de Jaén. Buen ejemplo de la espectacularidad de estas “construcciones” de la naturaleza es el Fresno del Cortijo de San José de Los Propios, en Úbeda. El tiempo ha moldeado sus seis ramas maestras, que rozan los 25 metros de altura y surgen de un tronco de cuatro metros de perímetro, para proyectarse en una sombra de 572 metros cuadrados. El Pino de la Entrega, en Quesada, también comparte esta característica y su copa cubre 360 metros cuadrados de sombra.
Como auténticas leyendas vivas estos árboles son testigos de la historia de una tierra. Es labor de las administraciones y ciudadanos conservar este legado para que sobreviva como símbolo de identidad de un pueblo.
Milenarios tejos en la Cañada de la Fuente
En el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas existen excepcionales ejemplares de árboles y arbustos que por su porte y longevidad constituyen, por sí solos, auténticos “monumentos naturales”, como los longevos tejos milenarios, posiblemente los más viejos conocidos en toda Europa, según la web del Ayuntamiento cazorleño. Los más antiguos se hallan en pleno corazón del Parque, en el paraje quesadeño Cañada de las Fuentes. Dos son los motivos por los que se debe destacar la Tejeda de la Cañada de la Fuente. En primer lugar llama la atención su extraordinario porte, conseguido gracias a su avanzada edad. Existen estudios científicos que relacionan su diámetro de tronco con la edad; en este caso la mayoría de los tejos tienen edades comprendidas entre los 100 y 150 años porque sus perímetros son superiores a 2,50 metros. Uno de los más gruesos tiene un contorno de 7,40 metros por lo que se le estima una edad aproximada al milenio, según “Árboles y arboledas singulares de la provincia de Jaén”. En cuanto a la altura, todos rondan los ocho metros, a excepción de ejemplares como el milenario que llega a los 10 metros.