Sin techo

Ninguna persona se suicida si no está convencida hasta la médula de que no hay ningún asidero donde aferrar sus uñas sangrantes para salir del pozo. Este no es un país de suicidas. Nunca lo ha sido. Y mucho menos, Andalucía. La gente del Sur tenemos una amplia percepción de la angustia. Aquí hacemos magia con la desesperación que se esfuma puertas afuera disfrazada de 'quejíos', desmadres o liturgias.

    12 nov 2012 / 17:08 H.

    Pero ahora la maldita obscenidad de la banca nos está convirtiendo en un país de hombres y mujeres desahuciados que tienen la seguridad de no importar, no contar, no ser. ¿Qué otra cosa pueden creer si al día hay 500 familias desalojadas de sus casas por el impago de sus hipotecas? Nadie debería dormir tranquilo cuando miles de personas pierden cada noche las cuatro paredes que los sujetan a la vida. Pero lo hacemos. A pierna suelta. Afortunadamente algunos no duermen sino que avanzan. Lo hacen sin demasiada estridencia. Con una especie de rugido imparable. Convenciendo a la sociedad con una lógica, ¿epidural puede ser?, compacta, convergente, concentrada. Su lucha quizá contenga este desangrado que incomoda hasta a los jueces que desearían aplicar un derecho distinto. Al menos PP y PSOE se han visto obligados a sentarse para detener el drama, comprometiéndose a tramitar un decreto ley o una ley, parece que con urgencia, pues el Gobierno que decía no tener prisa, metió la directa tras el suicidio del viernes. Pero es que los desahuciados sí tienen prisa en cambiar una ley injusta o peor aún, ilegal, según el último informe del Tribunal de Justicia europeo. Una ley hipotecaria que desde 1909 contiene parches de la Segunda República, franquistas y de nuestra democracia, que solo han tenido en cuenta a una parte activa de los contratos hipotecarios: la banca. Ahora es el momento de contar con la otra parte; la de los que se arrojan por las ventanas, la de los que le pegan fuego a una sucursal por la impotencia de un desahucio de 24.000 euros, la de los “sin techo” que arrastran delirantes carritos de la compra. Me permito aconsejar que antes de tomar decisiones consulten con los afectados. Pero sobre todo, que ¡paren los desahucios ya! ¡Este próximo viernes! Hagan una paralización total de la ley hipotecaria, simplemente como hacen los franceses desde hace años; porque llega el frío. Ah, y que nadie vuelva a decir que las protestas populares no sirven de nada, que no vale la pena luchar, que no es momento de salir a la calle, ni es tiempo de protestar. Porque ninguno hubiéramos llegado hasta aquí, si durante siglos alguien no hubiera luchado por nosotros. Y si no, pregunten a las 3.000 familias que tienen abiertos sus casos de ejecución hipotecaria en la provincia de Jaén.

    Sofía Casado es licenciada en Derecho