"Siento lo que pasó a esa gente, pero yo no cometí los robos"
Mohamed Rachid S. está acusado de perpetrar siete violentos atracos a punta de navaja en las pasadas Navidades y de herir de gravedad a una de las víctimas: “Siento de verdad lo que le pasó a esa gente, pero yo no cometí esos robos. Soy inocente. Jamás he robado a nadie, porque no me ha hecho falta”, sostuvo este hombre de origen marroquí, pero con la vida perfectamente estructurada en la capital desde hace más de una década. Su mujer, que declaró como testigo, incluso le proporcionó una coartada para los hechos que se le imputan: “Estábamos juntos, en nuestra casa”, aseguró.

Sin embargo, el alegato de inocencia realizado por Rachid y su esposa no convenció a la Fiscalía, que reclama 32 años de prisión para el procesado. Es más, el MinisterioPúblico pidió que se dedujera testimonio contra la mujer por mentir en el juicio y remarcó la “especial violencia y brutalidad empleada por el acusado”. La fiscal se apoya en los testimonios ratificados ayer por las siete víctimas en la sala de vistas del Penal 1. Todas y cada una volvieron a identificar a Rachid Mohamed S. como el hombre que las abordó en plena calle y las amenazó con un objeto punzante para arrebatarles sus pertenencias —sus teléfonos móviles y apenas unos pocos euros—.
De forma unánime, los perjudicados confirmaron que pudieron ver la cara del ladrón: “Jamás olvidaré esos ojos”, dijo una de las asaltadas, a la que, presuntamente, Rachid clavó en dos ocasiones una especie de abrecartas. Estuvo hospitalizada dos días. “Su rostro me pareció hasta agradable. Es inconfundible”, remarcó otra de las víctimas.
La defensa del procesado sostiene que la identificación que realizaron las personas asaltadas está “viciada”. ¿Por qué? La Policía detuvo a Rachid en su propia casa en la tarde del 9 de enero. Para entonces, su ficha policial ya llevaba varios días circulando por la ciudad. Veinte días después de su arresto, las víctimas participaron en una rueda de reconocimiento en la Comisaría. Todas, sin excepción y de forma unánime, volvieron a señalar a Rachid como el atracador. Para la defensa, esa prueba también estaba “contaminada” porque la imagen de su cliente ya había salido publicada en diversos medios de comunicación.
El abogado, además, argumentó que es imposible que el acusado perpetrara los tres robos cometidos en la mañana del 6 de enero. Se registraron en un intervalo de apenas media hora —entre las ocho y media y las nueve— y en tres lugares distintos: la calle San Bartolomé, la Calle Obispo Alonso Suárez y la Ronda de la Misericordia: “Es imposible que le diera tiempo a desplazarse a esos sitios y cometer los robos”, sostuvo el abogado. Pero es que, además, las víctimas dan descripciones distintas con respecto a la vestimenta que llevaba el atracador. La defensa también cuestionó “el cerrojazo” que el juez instructor dio al procedimiento, que no permitió la realización de determinadas pruebas. Así, recuerda que tres personas que sufrieron un robo similar en aquellas fechas no identificaron a Rachid como su asaltante y que, incluso, en uno de esos delitos, el ladrón llevó a la víctima hasta un cajero automático: “Se nos negó la revisión de la cámara de seguridad para ver quién era el atracador”, concluyó. Con todos esos argumentos, solicitó la libre absolución.